Los educadores en el nivel inicial… lo educativo —lo afectivo— y lo ético

Es sabido que los educadores son la base fundamental de toda propuesta de enseñanza que se reconozca potente y favorecedora; según sus elecciones, modo de mostrar el mundo y de desarrollar las acciones establecen sentidos y dejan huellas imborrables en los alumnos/as, muy especialmente cuando nos referimos a los más pequeños/as.

En los complejos momentos actuales, los docentes han dado contundentes muestras de compromiso, responsabilidad y profesionalidad, sosteniendo la escuela y las propuestas de enseñanza desde una adaptación rápida e intensa a la virtualidad, adecuando, entregando, fortaleciendo, alcanzando, creando, recreando, desde lo afectivo sostenido en las propuestas pedagógicas.

Comprender que lo educativo se sostiene y a la vez incluye lo afectivo implica reconocer que no necesitamos diferenciar lo vincular de la enseñanza, sino entramarlos y amasarlos como parte de las propuestas y acciones educativas. Es sabido que todos —y tan especialmente los más pequeños— aprendemos mejor de la mano cálida y sostenida de quienes nos acompañan en los procesos. Claro que la base de las decisiones y acciones, además de vincularse con lo educativo, se relaciona estrechamente con la ética que lo embarga y tiñe todo de los «valores» o de los «contra valores», que enmarcan la única grieta válida «cuando miro al bueno tan lejos del malo» (Violeta Parra, «Gracias a la vida»).

 

Pensando en los educadores y sus acciones

Resulta interesante hacer mención a «los educadores/as» en sentido amplio, porque podemos entonces incluir a maestros/as, directivos, supervisores/inspectores, considerando la influencia de todos/as ellos/as en lo escolar y el devenir educativo.

Es inevitable mostrarse como un modelo en los modos de accionar, hablar, pensar, transmitir… no en el sentido de ser imitados linealmente sino de saberse influyentes en las formas de accionar de los niños/as pequeños/as, que nos imitan incluso en los tonos de voz y en las formas de mirar y vincularse con los otros; por esto, debemos cuidar mucho las palabras, las formas, las modalidades, mucho más en el accionar que en el decir, incluyendo las formas en que nos referimos a los colegas, las familias… tomando el conocido dicho de «mostramos a través del ejemplo» que tiene importantes grados de certeza. Cuando los niños ven un educador que comparte, abraza, escucha, alienta, eso cultiva grandes influencias en ellos; cuando los docentes  ven a un directivo que participa activa y democráticamente, eso despliega importantes influencias en su accionar.

Es sustancial reiterar la idea de que los educadores dejamos huellas y somos testigos participantes de los logros infantiles, ya que son modos de considerar el valor fundamental de nuestras acciones e intervenciones, el respeto y valoración por nuestra profesión, el reconocimiento propio y necesario del valor de nuestras tareas y decisiones, que se reflejan de alguna forma en el reconocimiento familiar y social.

 

Es inevitable mostrarse como un modelo en los modos de accionar, hablar, pensar, transmitir, no en el sentido de ser imitados linealmente sino de saberse influyentes en las formas de accionar de los niños/as pequeños/as, que nos imitan incluso en los tonos de voz y en las formas de mirar y vincularse con los otros.

 

Algunas ideas asociadas

Existen algunos aspectos que se presentan como común denominador en una lectura crítica de la realidad del nivel inicial, que podemos sintetizar en «la pérdida de sentido y la falta de disfrute».

Pero ¿cómo podemos contradecir estos sentires y decires?

  • Trabajando con compromiso y creatividad;
  • ocupándonos de lo importante;
  • sosteniendo la mirada en las infancias, sus aprendizajes y las propuestas que elegimos para ellas;
  • mirando a los/as niños/as prioritariamente, con respeto y responsabilidad;
  • organizando propuestas creativas;
  • cuidando los modos de enseñar;
  • valorando nuestra profesión (aspecto que se expandió y visualizó mucho más en la actualidad).

Dos aspectos fundamentales a retomar

  • Realizar-nos constantemente la pregunta ¿PARA QUÉ? asociada a la pregunta ¿POR QUÉ?, tanto en relación con las planificaciones como con las propuestas de enseñanza.
  • Recordar-nos que contamos con tres estructuras/formatos didácticas/os para organizar las planificaciones y propuestas de enseñanza, a saber, las unidades didácticas, los proyectos y las secuencias didácticas. Hace tiempo que sostengo la necesidad de ampliar aquello que entendemos por cada una de ellas, a fin de no necesitar incluir una cuarta y desconocida categoría, para poder dar lugar a lo diferente y a lo nuevo, sin alejarnos de la impronta y significado de cada una.

Sabemos que a lo largo de la historia las secuencias didácticas han asumido deferentes denominaciones de acuerdo con las épocas y las zonas (mini proyectos, itinerarios) que han recorrido los diversos escenarios didácticos y han ido cayendo en desuso dejando el lugar central a las denominaciones que presentan los documentos/diseños curriculares de las diferentes regiones.

Las secuencias didácticas/de actividades, o si prefieren secuencias «a secas», implican la posibilidad de retomar, reiterar, enriquecer, variar las propuestas de enseñanza incluidas en un recorrido significativo y articulado que les otorga coherencia y unidad de sentido. Desde esta mirada se reconoce la necesaria continuidad, la importancia del acercamiento en variadas oportunidades a los contenidos/saberes (objetos de conocimiento) necesario para alcanzar una mejor apropiación; de paso, incentiva la creatividad docente al pensar diversas actividades y acciones en relación con la intencionalidad pedagógica y aquello que se quiere enseñar.

Por otra parte, las secuencias son la mejor instancia para organizar las propuestas en esta actualidad, dada su impronta de presentar actividades relacionadas por su coherencia y unidad de sentido en relación con los contenidos que dan cuenta de su intencionalidad pedagógica específica. Sabemos que, en esta virtualidad impuesta, no deseada pero absolutamente necesaria para cuidar la vida y la salud de todos (en especial de niños/as y educadores/as), son los familiares quienes deben sostener las diferentes acciones y propuestas. Bajo ningún punto de vista los consideramos responsables de este devenir de la escuela en pandemia desde la modalidad virtual, más bien nos responsabilizamos constantemente en cómo poder sustentar la concreción de las actividades por parte de ellos y en cómo pueden ayudarnos a nosotros a nutrir la escuela desde las casas.

Esto solo es posible desde el respeto, la confianza y apoyo mutuos, brindando ideas que colaboren en una concreción feliz, posible y fortalecedora para todos, en especial para nuestros niños y niñas.

Entonces, pensando en el contexto presente, es muy importante diferenciar lo que denomino «las secuencias al modo escolar de las secuencias al modo familiar», es decir, planificadas para el interior del entramado institucional con todos los componentes reconocidos que conforman las secuencias didácticas diferenciándolas de ese «boceto» que se envía a las familias. El primero contiene la fundamentación, las metas (propósitos u objetivos), las propuestas de enseñanza (actividades) con sus materiales; en el segundo, se integra un escrito explicativo acotado que incluya la intencionalidad de la propuesta y manifieste de alguna manera (de forma sencilla) las metas y los contenidos a abordar, incluyendo una presentación y explicación contundente y concisa de las actividades a las que es conveniente integrar videos, links, audios explicativos. Es interesante enviar varias secuencias para que se puedan desarrollar según los intereses y posibilidades familiares, pautando algunos momentos sincrónicos —si fuera posible— siempre que sea una oportunidad para todos y no un privilegio para unos cuantos. Nos debemos alejar lo más posible, al menos en aquello que esté en nuestras manos, de esas desigualdades que inundan, entristecen, opacan el brillo de lo educativo y lo escolar.

Todo esto cobra sentido en un encuadre claro y previo del abordaje de todas las secuencias enviadas, que aborde las ideas centrales que sostienen a las propuestas y que se retome las veces que sea necesario.

Tanto en la escuela presencial como en la virtual, cuando consideramos que alguna propuesta puede presentarse como la única posibilidad de alcanzar los cambios deseados, debemos recordar que la «única salvación posible» está en las manos sabias de los educadores, en su pasión por educar y su responsabilidad por enseñar.

 

Pensando en el contexto presente, es importante diferenciar «las secuencias al modo escolar de las secuencias al modo familiar», es decir, planificadas para el interior del entramado institucional con todos los componentes reconocidos que conforman las secuencias didácticas diferenciándolas de ese «boceto» que se envía a las familias.

 

Estrategias para favorecer la participación familiar

Uno de los desafíos pendientes de la educación inicial se refiere al trabajo con las familias y su participación en nuestras acciones educativas. Si bien no es algo exclusivamente actual, se revitaliza en estos momentos en los cuales las familias son las que pueden posibilitar el desarrollo de las acciones educativas, con la complejidad que eso incluye en las tareas de continuidad escolar y sostén de la continuidad pedagógica.

Una maestra me decía hace poco que recordaba las propuestas y el encuadre cada semana y eso fortalecía la participación de las familias. Debemos ser muy cuidadosos en ni atosigar ni estar ausentes, abordar las propuestas desde la comprensión, encuadre y agradecimiento. Este será un punto fundamental en el retorno, cómo retomar el encuadre, la diferenciación y complementariedad de acciones y los desafíos de lo escolar desde la impronta de las responsabilidades y autoridad de cada parte. El título de «La clase en pantuflas» de la conferencia brindada por Inés Dussel es una metáfora clara de la situación actual en este sentido.

Me vuelvo a centrar en lo importante, en aquello que aporta en lo prioritario, en sostener nuestro enfoque y nuestra identidad como nivel enriquecida por los nuevos aportes que siempre implican crear y recrear, creatividad y apertura para los cambios, adecuación de lo necesario y lograr amasar el entramado afectivo y pedagógico desde la más absoluta confianza en nuestros educadores.

No creo en una nueva escuela sino en una escuela mejorada y en educadores que nunca bajan ni los brazos ni los abrazos.

El acento entonces estará puesto en el recorrido vivenciado en cada caso, con el fin de ir reorientando las propuestas de enseñanza y nutriendo los procesos de aprendizaje, de la mano cálida de un docente responsable, creativo y comprometido.

 


Accedé a la conferencia «La clase en pantuflas», en la que Inés Dussel describe los desafíos y la complejidad de dar clases durante la pandemia, y analiza cómo cambian las condiciones de trabajo del docente, de aprendizaje de los alumnos y cómo en este contexto se visibilizan y profundizan las desigualdades.

 

Un docente en el infierno …

Murió un docente y se fue a las puertas del Cielo.

Sabido es que los docentes por su ser y hacer siempre van al cielo. San Pedro buscó en su archivo, pero últimamente andaba un poco desorganizado y no lo encontró en el montón de papeles, así que le dijo:
Lo lamento, no estás en ninguna de las listas.
Así fue que el docente se fue a la puerta del Infierno. Rápidamente le dieron allí albergue y alojamiento.
Poco tiempo pasó y el docente se cansó de padecer las miserias del infierno, así que se puso diseñar una planificación semanal y un proyecto pedagógico de trabajo.
Después organizó un equipo de trabajo, una Asociación de Padres de Familia, y un Comité escolar de participación Social, y manos a la obra: se comenzaron a realizar mejoras.

Con el paso del tiempo, ya tuvieron certificaciones en varias áreas:

  • Infierno libre de humo
  • Aire Acondicionado
  • Inodoros automáticos (con tablas muy cómodas)
  • Escaleras eléctricas
  • Sala de informática
  • Techado en el patio
  • Recupero de cuotas atrasadas
  • Círculos de lectura
  • Grupos de alfabetización
  • Todo tipo de programas, becas, muestras, festivales, etcétera, etcétera…

 Fue así que aquel maestro se convirtió en la mejor adquisición en millones y millones de años para el infierno.

 Pasado algún tiempo Dios llamó al Diablo por teléfono y con tono de sospecha le preguntó:

  • Y… ¿qué tal cómo andan las cosas allá por el infierno?
  • ¡Estamos de diez! le respondió el Diablo.
  • Certificamos el infierno como libre de humo, aire acondicionado, inodoros con drenaje mediante sensores infrarrojo, escaleras con control automático de carga, wifi, festivales, desfiles, y hasta recuperé cuotas atrasadas. Anotá, por favor mi dirección de mail, por cualquier cosa que necesites, es: eldiablofeliz@elinfierno.com
  • ¿Es que acaso tienen un docente allí? —Preguntó Dios, entonces.
  • ¡Sí!Respondió el Diablo.
  • Eso es un error garrafal, ¡una equivocación enorme! Nunca debió haber un docente allí! Los maestro siempre van al cielo. Me lo mandás inmediatamente. — Dijo Dios
  • ¡Ni loco! Dijo el Diablo Estoy encantado con él. Me complace mucho tener un docente de planta en mi organización. Me voy a quedar con él por toda la eternidad.

 Moraleja

 Hay que entender a los docentes; amarlos, bendecirlos y darle gracias a Dios por haberlos creado. Un docente no ve el mundo, lo transforma, no es que se crea un talentoso, ¡es que lo es!