La biblioteca escolar: el corazón de la escuela
La biblioteca escolar es un lugar muy propicio para desarrollar diversas competencias en nuestros alumnos. Allí los docentes pueden encontrar el acompañamiento del bibliotecario para hacer aún más enriquecedora su tarea, aunando esfuerzos por una educación de calidad.
Docentes y bibliotecarios: Un trabajo compartido
La biblioteca es el centro de información de la escuela, utilizada como recurso educativo para colaborar con las distintas materias curriculares. Busca vincular el aprendizaje con diversas formas y estrategias, proporcionando un universo abierto de información diversa. Su objetivo es entrenar a los alumnos en habilidades intelectuales y de lectura utilizando una variedad de materiales físicos y digitales disponibles.
En la vida, somos seres sociales y las relaciones que construimos con los demás tienen un gran impacto en nuestra convivencia. En este camino, los docentes bibliotecarios y los de aula pueden convertirse en un equipo de trabajo maravilloso. Siempre partiendo de un objetivo claro, juntos pueden idear formas creativas de aprovechar al máximo los recursos y espacios que ofrece la escuela. Es como formar una pareja pedagógica, donde el docente encuentra apoyo y enriquecimiento en su labor diaria gracias al aporte valioso del bibliotecario, quien cuenta con un valioso manejo de los documentos y el conocimiento de la biblioteca.
Para este proceso el bibliotecario es una figura clave. Debe tender puentes y hacerse visible para que todos los docentes puedan beneficiarse plenamente de la riqueza de la biblioteca escolar. Su pasión por los libros y el conocimiento puede contagiar y motivar a otros a aprovechar al máximo este recurso tan valioso.
Accedé y compartir con tus alumnos y alumnas este video que explica cómo aprovechar biblioteca escolar.
La biblioteca: puente entre escuela y sociedad
Para que la biblioteca se destaque como centro de información y difusión de la escuela, es crucial fomentar las relaciones con la cultura y el arte, impulsando diversas iniciativas. Es una función valiosa de la biblioteca: crear lazos culturales entre la escuela y la sociedad. De esta forma, el rol de la biblioteca se amplía y se convierte en un espacio donde convergen iniciativas culturales que enriquecen su relación con el mundo exterior.
Conociendo la comunidad en la que se encuentra la escuela, se pueden organizar actividades culturales que beneficien a todos. Algunas ideas podrían ser grupos de cuentacuentos, grabación de cuentos para niños invidentes, programas radiales, entre otros, que promuevan el aprendizaje compartido y el compromiso con los demás.
Accedé al link y conocé la «Ley 26.917 Bibliotecas escolares» sancionada en 2013 que garantiza igualdad en el acceso a la información y el conocimiento
Leer literatura en la escuela
Todos coincidimos en que la literatura transforma el pensamiento, lo hace crítico, logra ampliar horizontes, y una de las cosas más bellas es que transporta al lector hacia lugares que solo con la imaginación podría alcanzar. Alimentar a nuestros alumnos con historias de todo tipo de géneros, hacerlos encontrar con una multiplicidad de personajes y lograr lo anteriormente dicho es parte de nuestra tarea: docentes y bibliotecarios tenemos la responsabilidad compartida. Formar una escuela lectora es posible.
Los docentes son los mediadores entre los alumnos y la biblioteca, es por eso que su concurrencia a la misma debe ser planificada adecuadamente para lograr cautivar a los futuros lectores.
Accedé y compartí con tus alumnos y alumnas al TED «Contagiar la magia de la lectura» en el que Matías White, un niño de 10 años, cuenta qué ve y qué siente frente a una biblioteca.
Algunas de las actividades que ayudan a fomentar la lectura
- Coordinar los tiempos escolares para destinar horas fijas en la biblioteca.
- Planificar las actividades de promoción de la lectura teniendo en cuenta a los destinatarios.
- Disponer de variada literatura infantil en cuanto a autores y a formatos.
- Ofrecer la posibilidad de que los alumnos conozcan a un autor o a un ilustrador y poder entrevistarlo.
- Incentivar a los alumnos a que tomen el rol de lectores para compartir cuentos con otros grados.
- Realizar seguimientos de autor y de géneros específicos.
- Fomentar el préstamo de libros a domicilio.
- Realizar actividades de formación de usuarios de la biblioteca.
- Coordinar visitas a otras bibliotecas.
- Realizar la «Semana de la lectura» o «Maratón de lectura».
- Realizar ferias del libro en la escuela.
- Invitar a los familiares para que nos sorprendan con alguna lectura.
El club de lectores
Cuando evaluamos que nuestros alumnos ya lograron descubrir el placer que produce el encuentro con un libro —ese mimetismo con la historia que se está leyendo, que están preparados para enfrentar la soledad con el libro—, podemos ofrecerles ir un poco más allá: formar un club de lectores. Es una actividad que nos acerca a la idea de escuela lectora.
Para organizar un club de lectores podríamos tener en cuenta lo siguiente:
- Todos los grados participan.
- Contar con un espacio específico para los encuentros.
- La selección de literatura que va a circular por el club de lectores está a cargo de los alumnos, con su posterior consenso entre todos los participantes, para lograr que quede un acervo literario bien definido por sus gustos e intereses.
- La cantidad de literatura debe duplicar la cantidad de alumnos.
- Disponer un cuaderno para registrar a los lectores y el libro que se llevan.
- Se pacta que los encuentros sean semanales o quincenales.
- Cada alumno deberá tener un cuaderno donde vaya registrando sus lecturas. Y si se quiere realizar en forma escrita un breve comentario.
- Durante el encuentro cada alumno presentará el libro que leyó con una breve síntesis oral. Esta recomendación sirve al resto para realizar su próxima elección.
- Se sugiere ir haciendo un testeo de los libros que no son elegidos por el club y ver la posibilidad de cambiarlos.
- Después de reuniones varias veces, cada docente decidirá qué actividad realizar para promover los libros del club de lectores. Algunas opciones incluyen hacer booktrailers, crear un fichero de recomendaciones para la biblioteca o simplemente disfrutar de la lectura por placer y compartir con los demás lo que la obra ha provocado en diferentes lectores. Cada escuela sabrá qué funciona mejor según sus alumnos y horarios escolares.
Accedé a sugerencias de literatura para Primero y Segundo Ciclo que te brindará ideas de lectura para ofrecer a tus alumnos y alumnas. |
Para ir cerrando…
Me gustaría compartir con ustedes este texto extraído del cuadernillo «Buenos libros para leer, buenos días para crecer» del Ministerio de Educación de la Nación.
«Los caminos lectores se hacen al andar. Leer, escuchar cuentos e historias, compartir relatos y anécdotas son modos de dar lugar desde la infancia a la formación de un recorrido lector. Si nos ocupamos de promover espacios fértiles para sembrar la imaginación, la curiosidad y el conocimiento, podremos luego cosechar herramientas para toda la vida.
Creemos que se debe defender el derecho a la lectura y trabajar por igualar las oportunidades de acceso, porque democratizar la experiencia de leer y de oír lecturas redundará en el ejercicio de una ciudadanía más plena, con más palabras para decir, para resistir, para preguntar, para entender. La escuela, como lo ha señalado Graciela Montes (2007), es la gran ocasión para garantizar el derecho a la lectura, trabajando para que niños y niñas tengan la posibilidad cierta, concreta, sistemática y gradual de acceder a distintos tipos de textos, que ayuden a conformar un tiempo, textos, mediaciones, condiciones, desafíos y compañía para que el lector se instale en su posición de lector. Disponer de variados, significativos y hermosos libros es importante pero no basta. Para que la lectura acontezca, es necesaria la figura del mediador: un adulto, maestro, padre, madre, hermano, amigo, compañero que tienda puentes para acercar a los chicos a los textos, que los acompañe en la construcción de una lectura propia».
La biblioteca es de todos, es un lugar de encuentro, por ende es tarea del bibliotecario crear los ámbitos propicios para su uso y al mismo tiempo un ambiente ameno del cual no den ganas de irse.
Bibliografía
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