Los irrenunciables de la educación inicial: pensando en las infancias, la enseñanza y las intervenciones. Algunas propuestas a modo de ejemplo

Avanzando en el proceso que venimos desarrollando en los diversos artículos, interesa retomar algunas ideas acerca de las posibilidades de organizar las propuestas de enseñanza en la actualidad. He convocado a especialistas1 que pueden aportarnos desde sus saberes específicos ideas interesantes, intensas y posibles, a modo de ejemplos que cada educador puede adecuar a su propia realidad.

Agradezco a Eliana Bratok y a Darío Kullock por sus aportes a la educación y su participación en este artículo.

 

Retomemos las reflexiones acerca de las propuestas en la actualidad

En esta realidad compleja e imprevista, como siempre pero más que nunca, lo educativo necesita pensarse —una vez más— nutriendo el equilibrio entre la estabilidad y la variación.

Sostengo la importancia de organizar las propuestas articulando la presencialidad cuidada con la virtualidad en sus dos versiones posibles: sincrónica o no. Es decir, pensar en propuestas que integren desde la planificación las actividades presenciales con las virtuales, tanto sea una modalidad presencial que necesita —para ser verdaderamente cuidada— complementarse con otras virtuales en las cuales se puedan desarrollar aquellos aspectos que la presencialidad cuidada no posibilita o no debiera permitir, o sean solo propuestas virtuales que se complementan entre sí.

 

Algunas aclaraciones pertinentes 

  • Recordamos los puentes necesarios entre la presencialidad y la virtualidad;
  • consideramos posible e importante tanto la modalidad presencial cuidada como la modalidad virtual y la bi modalidad, modalidad mixta o combinada;
  • sostenemos que todas ellas implican ser y hacer escuela adecuándonos a las posibilidades pertinentes;
  • aceptamos solamente las versiones que impliquen en cada caso cuidar prioritariamente la vida y la salud de todos y todas;
  • adecuamos las propuestas a las posibilidades que otorgan esta presencialidad cuidada y la virtualidad respetuosa de las infancias, las familias, los educadores y el enfoque pedagógico;
  • solo consideramos la presencialidad cuando está sostenida desde ideas sanitarias que las posibilitan con criterio, Estados que las sostienen, educadores y alumnos protegidos y priorizados;
  • sabemos de la diversidad de situaciones que ameritan distintas decisiones;
  • jamás renunciamos a las propuestas educativas oportunas y de calidad.

Como sabemos, contamos con tres formatos organizativos de las planificaciones y las propuestas de enseñanza: unidades didácticas, proyectos y secuencias didácticas.

Las unidades didácticas consideradas como la organización de recortes de la realidad natural y social, contextualizados, geográficos o no, absolutamente distanciados de los temas tradicionales y adultos, no son la mejor opción para estos tiempos sostenidos en el «no» salir, no recorrer, no tocar, no compartir, que nos ubican en algunas de las mayores contradicciones a las que esta época nos enfrenta, muy especialmente para la educación inicial y su identidad.

Los proyectos, como «investigación» centrada en concretar un producto —material o no— que le imprime la intencionalidad a la propuesta, son una opción posible considerando prioritariamente a los productos virtuales sostenidos en proyectos con importantes sentidos en los tiempos actuales.

Las secuencias didácticas implican las mejores opciones para organizar las actividades, ya que son acotadas (en general entre 3 y 6/8 propuestas), implican abordar dos o tres saberes o contenidos a través de acciones con continuidad, coherencia y unidad de sentido, se articulan e intercalan entre sí a fin de generar los aprendizajes considerados importantes, posibilitan con más claridad incluir en ellas actividades presenciales y virtuales… integrando a las familias.

 

 Algunas aclaraciones más

  • Debemos adecuar las propuestas presenciales a las necesidades y dinámicas actuales, sin alejarnos del enfoque, pero reajustando lo necesario para sostener a su vez el cuidado y el significado de lo pedagógico.
  • Diseñamos las secuencias u otras actividades al «modo escolar» para sostener la idoneidad de los profesionales educativos y al «modo familiar» para comunicarlas a las familias con mejores posibilidades, agregando además videos, fotos, audios explicativos acerca de qué se espera de las propuestas y de ellos como mediadores necesarios.
  • Bajo ningún punto de vista entregamos nuestra responsabilidad educativa y profesional de seleccionar, elegir y organizar las propuestas didácticas que ponemos a disposición de las familias y que adecuamos a las diferentes realidades y situaciones.

 

 Propuestas a modo de ejemplo

«El lago de los cisnes: Una experiencia de expresión corporal virtual para el Nivel Inicial». Por Eliana Bratok

La danza como un lenguaje expresivo, en este ámbito educativo, no buscará formar bailarines sino personas que bailan su propia danza, con placer y disfrute por esa producción, que favorecerá a que las infancias se conozcan, descubran su cuerpo y jueguen con sus movimientos.

Estamos frente a contenidos que proponen acercar a los alumnos y las alumnas a diferentes obras artísticas de distintos tiempos y lugares y a ampliar sus repertorios de movimientos y expresiones artísticas.

Decidimos abordar una obra de arte como «El lago de los cisnes» ya que es un cuento ballet, que además de ser una manifestación artística compleja y completa, lleva consigo el peso de los años.  Acercarles a nuestros alumnos y alumnas esta obra es una decisión político pedagógica de incluirlos en el universo de personas que se emocionaron, atemorizaron, suspiraron con ella.

Recordemos que «El lago de los cisnes» fue presentada por primera vez en Moscú en el año 1877. La música fue compuesta por Piotr Ilich Chaikovski y es el primero de sus ballets. En la producción original la coreografía fue creada por Julius.

 

Proponemos una secuencia didáctica, conformada por tres actividades, para desarrollar en contexto de virtualidad.

 

Actividad 1

Primeramente, indagar los saberes previos mediante la música de cámara.
Proponemos compartir mediante una plataforma digital virtual un fragmento previamente seleccionado de la obertura de «El lago de los cisnes» (solo la música).
Invitar a los alumnos y alumnas a escuchar con atención.
Al culminar este momento de disfrute les realizaremos las siguientes preguntas:
¿Les gustó la música? ¿La conocían? ¿reconocen algunos de los instrumentos que suenan? ¿Cuáles? ¿Cómo creen que se baila esta música? ¿Me podrían mostrar desde sus lugares?
Repetimos la música y los invitamos a bailar como creen que se baila. Proponemos intervenir con la siguiente pregunta: ¿Los movimientos son lentos o rápidos? ¿Creen que se baila en pareja o solos?

 

Actividad 2

Recordamos la música y los invitamos a ver un video, seleccionado del canal oficial de YouTube del teatro Colón, que se titula «El lago de los cisnes»; les proponemos utilizar del minuto 7.41 al minuto 10.30.
Elegimos este fragmento ya que en el mismo se puede ver a la orquesta estable el teatro Colón interpretar la música en vivo, luego se aprecia la apertura del telón del escenario, el comienzo de la obertura de la obra, algunos personajes principales, el ballet estable y, sobre todo, movimientos específicos de la danza clásica, así como también la interpretación teatral y la ficción propia de este cuento ballet.
Invitamos a utilizar la función «compartir pantalla» dentro de la videollamada, así podremos reproducir el fragmento seleccionado y cumplir con nuestro criterio y objetivo educativo.
Mientras que el video se reproduce, recomendamos observar las caras, las emociones, las manifestaciones y los comentarios de los alumnos y las alumnas.
Al finalizar proponemos indagar sobre los sentimientos, las sensaciones y las emociones que les produjo la obra y preguntar sobre los movimientos particulares que observaron de los actores y bailarines.
En dicho momento debemos retomar los comentarios sobre la música escuchada en la primera actividad, con la intención de comparar y contrastar entre lo que ellos expresaron y manifestaron respecto a «cómo creían que se bailaba esta música», y lo que pudieron observar en el presente video.
Creemos importante contextualizar el video contando algunos datos significativos y relevantes de esta obra de arte, ejemplo: nombre de la obra, género musical, danza, autor, año, país.

Accedé al video requerido para la realización de la segunda actividad de esta secuencia didáctica.

  • Teatro Colón. «El lago de los cisnes».

 

Actividad 3

Hasta el momento indagamos sus saberes previos sobre la música clásica y el ballet, propusimos bailar como creían que se bailaba, ampliamos conocimientos con un recorte significativo de la obra «El lago de los cisnes».

Ahora, ¡a bailar! 

Proponemos volver a poner la música e invitarlos a bailar, los comentarios tienen que favorecer a retomar movimientos y desplazamientos propios del ballet, los mismos que pudieron observar en la segunda actividad.

En esta actividad de producción artística proponemos la participación de un familiar que filme al niño o niña mientras baila dicho fragmento. En esta propuesta de baile se podrán observar cómo se ampliaron los conocimientos respecto a las primeras ideas que tenían sobre la danza clásica.

Luego de que cada familiar comparta el video que pudo filmar, tendremos la posibilidad de realizar una edición con todos los videos.

Esta opción tiene como objetivo no solamente producir un material artístico sino también socializarlo. Proponemos indicar en la portada del video información sobre la obra de arte trabajada y una placa final con los nombres de los y las intérpretes (alumnos y alumnas).

 

 

La siguiente es una propuesta de secuencia didáctica (dispositivo de clases) para las salas de 4 y 5 años de educación inicial, que también puede desarrollarse en escenarios combinados (presencialidad y virtualidad), con los cuidados y adecuaciones necesarios, incluyendo en la presencialidad las acciones que impliquen menos contactos y movimientos.

 

La voz de un docente: relato de experiencia. Por Darío Kullock 

Llegamos a mitad de 2021 habiendo transcurrido casi un año y medio entre cuarentena absoluta, presencialidad y semi presencialidad. Claramente ninguno de los dispositivos ideados por las instituciones o por los docentes que trabajan en ellas, tanto en el marco de un plan institucional o actuando de manera individual y autónoma con el afán de dar alguna respuesta cuando las instituciones no lo logran, suplantan lo que nos da la presencialidad.

Plantearse ese objetivo es sin duda un error destinado a fracasar.

No es posible suplantar a la distancia el diálogo implícito en las miradas que abarcan al niño o niña de cuerpo entero, de un niño o niña dentro de un grupo, el diálogo tónico muscular de los cuerpos compartiendo un mismo espacio, los objetos e interactuando uno con otro, lo que representa la construcción de la identidad, el cuerpo propio y su reconocimiento en sus identificaciones y contraposiciones con el cuerpo del otro, etcétera.

Así y todo, los docentes debemos encontrar las estrategias para acompañar a las infancias en las circunstancias reales y abandonar la pretensión de un marco ideal para llevar a cabo nuestra tarea. Es más apropiado pensar estrategias que ayuden a transitar estos momentos con el menor daño posible en las infancias, brindando las mejores herramientas posibles para que niños y niñas «digieran» y construyan el mundo en el que están inmersos.

Lo que los chicos y chicas están necesitando, del mismo modo que siempre pero con la urgencia que da la escasez, es construir el sentido de pertenencia a un grupo. Este es un desafío particularmente complejo pues en el mejor de los casos se vieron esporádicamente a través de la pantalla de una computadora, en el celular o no tuvieron contacto alguno con el resto de sus pares. En algunos casos el grupo nunca se fundó y nuestro desafío es esa fundación.

Eso me recuerda al poema «Fundación de un recuerdo» que Benedetti publicó en su libro Poemas de otros.

 


Accedé al poema de Benedetti mencionado.

 

El desafío es entonces sostener en cada niño y niña la construcción de la noción de la existencia de un grupo, junto con la idea de que cada uno de ellos y ellas perciba que los demás saben de su existencia; hacer que el recorte de las características de cada uno y de cada una sea reconocido por el grupo. Es fundamental saber que se existe para el resto de los integrantes del grupo. Por eso es fundante que en cada encuentro, sea virtual, presencial o mixto, le dediquemos el tiempo necesario para hacer foco sobre ese recorte. «Mario, te cortaste el pelo hoy ¿vieron qué bien que le queda ese flequillo?», «Alba, estamos viendo en nuestras pantallas los muñecos que tenés amontonados en tu cama, ¿por qué no nos presentás alguno?», etc. Como si tuviéramos una linterna tenemos que iluminar aquellos aspectos que cada uno de nuestros alumnos y alumnas sienten que los hace particulares, que los hace reconocibles, que no se pierden o desaparecen en lo grupal, sino que los integran con sus individualidades.

Esto, que debería ser una constante de los encuentros, se convierte en una necesidad que se agiganta en tiempos de aislamiento. Se trata de nuestra parte más humana, eso que hace que nos podamos mirar a los ojos y reconocernos.

El 2020 dejó un aprendizaje tanto en docentes como en las familias sobre el uso de Zoom, meet y otras plataformas de comunicación grupal a distancia. Hoy algunos de esos grupos están divididos en burbujas, lo que produce que de hecho muchas veces funcionen como si fueran dos o más grupos independientes.

Un dispositivo que puede funcionar, y de hecho en mi caso creo que funciona bastante bien, son las propuestas mixtas. En mi escuela los grupos están divididos en burbuja A y burbuja B. Cuando la burbuja A está en la escuela, la burbuja B está en su casa. Como tenemos una televisión en la biblioteca a la que accedo tres veces por semana, los lunes, miércoles y viernes organizo un encuentro por Zoom de 40 minutos. Así es como la burbuja A y la burbuja B se encuentran, se ven las caras, comparten los resultados de alguna actividad, dialogan y se muestran diversos objetos y relatos que también surgen espontáneamente. Hay que tener algunas cartas en la manga para activar y favorecer la circulación de la palabra. «¿Escucharon lo que dijo Cata?, todos están de acuerdo?» «Mirá cómo resolvió la actividad Enzo, lo hizo diferente que Casandra». «Contanos cómo lo hiciste Thiago», etc.

Para contrarrestar tantos meses donde la única comunicación fue a través de una pantalla digital, pensé que podríamos crear una alternativa de comunicación analógica entre los dos subgrupos y así surgió el buzón interburbujas. En ese buzón una burbuja le deja mensajes a la otra, en forma de dibujos, alguna palabra, etc. Tuvo mucho éxito, lo primero que quieren hacer los alumnos y alumnas cuando entran al aula es ir al buzón para ver si les mandaron algo. Con el tiempo ese espacio fue evolucionando y cada uno se construyó su buzón personal y entonces tienen la posibilidad de, no solo mandar una carta de una burbuja a la otra sino de enviar cartas personales, a uno o a una en particular. Luego, en los encuentros interbubujas por Zoom, se producen comentarios en relación a este intercambio epistolar, se complementan.

Teniendo en cuenta que todas estas experiencias están condicionadas por las posibilidades de acceso a la tecnología o a una señal de wifi, nos encontramos frente al desafío de construir soluciones creativas, cosa que ya era difícil en el universo pre pandémico, pero siempre con el afán de hacer lo mejor posible en las circunstancias en las que estemos inmersos.

 

A modo de cierre 

A fuerza de ser reiterativa pero no descuidar lo más importante, vuelvo a agradecerles a Eliana y Darío su participación, sosteniendo que ponen de manifiesto todo el abanico de posibilidades coloridas, a las que hicimos mención en el recorrido de los diversos artículos. No hay dudas que cuando los educadores nos asentamos en la responsabilidad, la creatividad, la mirada en las infancias y las propuestas pedagógicas significativas, encontramos acercamientos diversos y ricos a las situaciones complejas que se nos presentan, aunque siempre cada respuesta abra a más preguntas y, en estos tiempos, diariamente se acrecienten los desafíos.

Cuanto más profundos son los retos mayor necesidad de agruparse en las respuestas variadas y posibles. Consideramos la importancia de lo grupal para nuestros niños y niñas y para nosotros, educadores, que nos fortalecemos en el trabajo y el abrazo compartidos, aunque por ahora deban ser virtuales o con distancia física.

 

Nota

  1. Agradezco a Eliana Bratok y a Darío Kullock por sus aportes a la educación y su participación en este artículo.

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