A buen entendedor…

El lenguaje espontáneo, la naturalidad con que los alumnos se expresan, la participación en el diálogo, el gusto con que intervienen en la conversación que nunca tiene el carácter de «clase» son poderosos estímulos del lenguaje que cada día se enriquece sin perder originalidad. En una era signada por la violencia, la verbal no es menos destructiva que la física; de ahí, la importancia de cultivar la escucha atenta y respetuosa del prójimo.

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