El gato negro de Graciela Falbo
El autor anónimo es aquella voz colectiva que revive, de pueblo en pueblo, la maravilla de contar historias. Cuando la escritura era para muy pocos, la trasmisión oral sostuvo lo que fue la primera literatura, cantada, contada y también en teatros ambulantes.
Cuando la escritura se expandió y sobre todo cuando la imprenta multiplicó todo lo que pudo recoger. el tesoro sostenido en la oralidad, pudo llegar hasta nosotros. Casi todo en distintas versiones de un original que vaya a saber dónde se gestó. También hay distintas versiones escritas de algunas obras antes anónimas por recopiladores que podrían considerarse autores , como sucede con Perrault y los Grim en el caso de Caperucita, Blanca Nieves y otros.
La del hombre gato es una «leyenda urbana»; en este caso no se trata de un suceso ya ocurrido y completo, sino del rumor acerca de una presencia extraña, por lo cual lo temible estaría por suceder. Aún se conservan narraciones orales que cambian detalles de boca en boca pero siempre causan interés y muchas veces temor.
El cuento
En un reportaje2 a la autora nos encontramos con que « […] Falbo apeló a su memoria y se permitió una licencia. “Era mi infancia, era mi Hombre Gato, porque yo lo había vivido, y desde allí trabajé el tema. Me gustó participar, aunque en general no practique una escritura autorreferencial”». Mito o leyenda–en este caso hay un poco de cada uno–, es su existencia lo que da el matiz fantástico y la tensión narrativa a una historia sencilla.
En este caso no sólo vale la pena evocar, agregar y comparar textos del género, sino valorar los recursos autorales de Falbo como por ejemplo los de verosimilitud. En este relato llama la atención la pugna entre lo racional que aportan los padres y ciertas frases de la narradora que dan por hecha la presencia del monstruo; a saber:
«Los ojos verdes fosforescentes del Hombre Gato que aguardaba en algún lugar, y me observaba…»; «…así como había llegado, desapareció. No sé si volverá algún día…».
Ya conocimos su biografía y su historia de lectora cuando publicamos en este portal su obra Un mojado miedo verde. Ahora recomendamos para los docentes y para compartir con los chicos la nota completa de la que tomamos aquí algunos fragmentos, para contextualizar la lectura del cuento presentado.
La formación lectora incluye la valoración de la información complementaria que aportan entrevistas, reseñas, biografía, etcétera.
«“Empecé a darme cuenta que muchas historias de esta provincia reaparecían en otras, que venían de otras culturas también, tanto de Latinoamérica como de Europa. Entonces todo era un poco aleatorio, cada una tomaba su color local. Pero también encontré otras muy locales, nacidas entre nosotros”, dijo Falbo sobre la etapa de rastreo y búsqueda de materiales. […]
Cada uno de los relatos tiene un ritmo, un color, una voz diferente. “Son”, dijo la autora, “lo que la historia misma pidió para convertirlos en narración”. Al trabajar con el basilisco, Falbo no pudo darle otro tono que el humorístico: “al primero que oí hablar sobre este personaje fue a Fontanarrosa (dibujante y humorista argentino) y no pude evitar la risa. Entonces mi historia no pudo evitar el humor”».
Antiguos relatos en nuevos soportes
Mitos y leyendas están entre los relatos más antiguos de la humanidad y, sin embargo, no pierden su atractivo. No es de extrañar entonces la cantidad de «hombres-gato» que nos provee Internet a través de páginas, diarios Web y blogs.
Basta con escribir en un buscador «hombre–gato» o «leyenda del hombre gato» para enterarnos de que parece estar por todas partes y es homenajeado por un grupo de cumbia con una letra «poco escolar», dadas sus connotaciones eróticas no tan diferentes de las que contenían los cuentos tradicionales originales antes de su adaptación a la infancia.
Notas
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