Ema Wolf: La escritura como viaje
Heredera de la mejor tradición de la literatura infantil, la escritora argentina Ema Wolf deleita y asombra con sus historias, en las que la realidad siempre responde a una vuelta de tuerca que convierte los grises en un caleidoscopio lleno de sorpresas.
«Tenemos textos para grandes que nadie acercaría a un niño; textos para niños que un grande no se atrevería a disfrutar; textos que, oh sorpresa, son para todos; textos que, oh desconcierto, no se sabe para quiénes son.
Somos receptores prediagramados, puestos en cajas, por lo tanto con una visión de mezquino alcance, con trabas para acceder y complicaciones para compartir, condicionados por un terrible malentendido acerca de la madurez; tan arrogantes, tan poco dispuestos a entender que un niño puede disfrutar de las cosas que nos gustan
y nosotros de las que le gustan a él, tan incapaces de sospechar que el libro que le estamos acercando quizás no esté a la altura de su inteligencia sino apenas de la nuestra, tan miopes como para no reparar en que las cosas sublimes y las deplorables lo son por igual para las personas que nacieron hace mucho o poco.
Me pregunto cómo sería limpiar el terreno de hojarasca, suprimir las marcas que dividen lo grande y lo pequeño, leer y escuchar sin ninguna prevención, por afuera de cualquier caja…».
Ema Wolf1
Compartimos un cuento de Ema Wolf. Lo elegimos porque combina el absurdo cómico —que surge de que sea una hoja la que enfrenta una situación límite—, y la reflexión ante las opciones a las que nos enfrenta la vida. Un texto que hace pensar al niño y también al adulto. Un texto adecuado para que el docente se anime —luego de varios ensayos, no como fruto de la improvisación— a la narración oral en el aula.
Accedé a la biografía de Ema Wolf ya publicada en este Portal cuando compartimos su cuento |
La aventura de escribir
En un artículo llamado «Literatura y oxígeno», citado en una entrevista que la Revista Imaginaria2 le hizo a la autora, Ema Wolf declara: «A los libros de aventuras les debo mi condición de lectora. No hay otros responsables de que hoy yo siga leyendo. Gozosa e implacablemente».
Y en esa afirmación se sintetiza la poética que va moldeando todos sus relatos. El único cañamazo en el que se urden los hilos narrativos de tantos cuentos de un humor entre paródico y absurdo es el del propio placer como lectora que Wolf quiere provocar a través de sus cuentos.
Entre las lecturas que más influyeron en su escritura, figuran, según sus propias palabras, «la literatura de itinerarios y de espacios abiertos», de ahí los cuentos de náufragos —«La sonada aventura de Ben Malasangüe» o «Pollos de Campo»—, que hacen que el lector recorra el mundo en sus coordenadas de tiempo y espacio.
Como siempre le gustó escribir, su trabajo inicial como redactora en distintas revistas le fue perfilando un estilo, una manera armoniosa de juntar palabras, de comunicar con claridad para convencer o agradar al Otro que estaba al otro lado del texto.
Pero no se trata de dejar todo librado a la pura inspiración. Hay un profundo trabajo de investigación detrás de cada texto. A Ema Wolf le gustan los libros que enseñan cosas y hacer viajar al lector a través de su escritura.
Es decir, como escritora se deja guiar por su propio deseo a la hora de ofrecer algo a los demás.
Es así como, «dentro de la literatura infantil actual y, en concreto, en el marco de la literatura argentina contemporánea, los aportes de Ema Wolf deben ser considerados como unos de los más innovadores, junto a los ya conocidos de María Elena Walsh o Graciela Montes»3.
«Si repaso mis lecturas de infancia, tengo que reconocer que la mayoría de ellas fue absolutamente inadecuada». EMA WOLF
Notas
|