Gestionar el vínculo entre las escuelas y las familias
Pensar las familias y los sujetos en los distintos contextos de nuestra sociedad nos ubica en la perspectiva de la complejidad, requiere aceptar que hay otras miradas y otras construcciones. Uno de los indicadores más significativos de los cambios es el reconocimiento de la presencia de múltiples infancias, adolescencias, juventudes, familias y escuelas, producto de la ruptura de los modelos homogeneizantes. Las nominaciones en plural ayudan a entender la heterogeneidad que cada una de ellas encierra.
Las familias y las escuelas en la sociedad actual
Hasta hace muy pocas décadas se entendía a la familia como la unión de un hombre y una mujer con su descendencia: la familia nuclear. Hoy, si bien existe y se considera ese modelo, encontramos también familias que se constituyen de formas diversas: monoparentales, ensambladas, ampliadas, unipersonales, homoparentales, etcétera.
Se quiebra la mirada universal y homogénea sobre los niños y jóvenes, ya que vivimos en una sociedad con grandes contrastes: no es igual el desarrollo del sujeto en un hogar que cuenta con las necesidades básicas cubiertas, del que vive condiciones difíciles que vulneran derechos esenciales. Estos cambios interpelan a las escuelas y la relación escuela-familia siempre ha sido compleja.
Uno de los indicadores más significativos de los cambios es el reconocimiento de la presencia de múltiples infancias, adolescencias, juventudes, familias y escuelas, producto de la ruptura de los modelos homogeneizantes.
La Ley Nacional de Educación establece que se debe garantizar el derecho de la familia a participar en la formación de sus hijos, porque es considerada «agente educador fundamental». Su participación en el proceso educativo formal es definida por la nueva ley como un «derecho inalienable», que tiene como contrapartida la «obligación de comprometerse con la tarea de la escuela». La escuela tiene que facilitar la participación de las familias, promover la comunicación, el respeto mutuo y la colaboración, para alcanzar una educación de calidad.
Establecer mejores relaciones con las familias requiere mejorar la comunicación, lograr un diálogo más allá de los grupos de WhatsApp de clase tan frecuentes en nuestros días. Si optimizamos la comunicación habremos avanzado para que las familias y los docentes nos entendamos y empecemos a actuar como aliados.
Claves para una mejor comunicación
- Ser sincero, no decir nunca lo contrario de lo que pensamos, sin que sea necesario decir todo lo que pensamos. Los problemas no se solucionan con los comentarios de pasillo o del WhatsApp, por el contrario, las dificultades se suelen amplificar. Para que esto no ocurra y las familias se acerquen a la escuela a plantear sus problemas, los docentes debemos mostrar una actitud sincera, que produzca confianza.
- Escuchar para comprender, para poder reflexionar en base a lo escuchado, para saber qué responder y analizar qué podemos modificar. Es frecuente que respondamos «en automático», pero escuchar de manera atenta y empática, ponerse en el lugar del otro y tomar en cuenta sus opiniones y puntos de vista permite entender e interpretar las situaciones en forma adecuada.
- Preguntar: es fundamental preguntar al otro y preguntarnos a nosotros mismos. El ritmo de vida hace que tomemos como válidas las respuestas rápidas, sin que hagamos repreguntas que nos posibiliten aclarar y profundizar.
- Reconocer errores: aceptar nuestro error si nos hemos equivocado para poder superarlo.
- Hacer foco en lo positivo: no solo citar a los padres para transmitir que el proceso va mal sino también para felicitarlos cuando va bien. Como destaca R. Martiñá:
«Hay que romper con una vieja tradición: que los padres van a la escuela por “algo malo”. Creemos que es muy importante generar una cultura de las buenas noticias. Ver “el vaso medio lleno” no es simular ni engañar, es enfocar diferente. Por ejemplo: se puede comunicar a los padres que “su niño es muy lento en matemáticas” y/o que “pese a sus dificultades ha hecho esta semana un notable avance”. En ninguno de los casos se miente. Pero los efectos serán distintos».
Los docentes de hoy tienen que saber gestionar una buena relación con las familias y establecer lazos entre las familias y las escuelas. Un intercambio fluido requiere de un clima escolar favorable, en el que se entienda que las familias, como responsables de sus hijos, tienen mucho que aportar, que sus miradas son valiosas y que complementan la visión de la escuela.
Familias y escuelas son constructoras de subjetividad, son las instituciones encargadas de inscribir a los niños y las niñas en la cultura. Resulta fundamental la creación de espacios de participación y consenso, para lo cual es necesario construir nuevas modalidades de diálogo, de comunicación y consulta.
Estrategias para el encuentro
Organizar actividades, jornadas, talleres, actos que puedan ser de interés de las familias. Sabemos por experiencia que algunos temas para abordar con las familias pueden dar lugar a mejorar la calidad educativa: recursos tecnológicos, convivencia escolar, educación sexual integral, adicciones, ausentismo, inclusión, efemérides, género, alimentación saludable. De todos modos, lo ideal es relevar la información acerca de qué temas son prioritarios para las familias a partir de su consulta.
Dispositivos escolares habituales para relevar información
Cuaderno de comunicaciones | Permite una comunicación constante y cotidiana de ida y vuelta. |
Encuestas institucionales |
Se utilizan para relevar información sobre una temática en particular o aspectos u opiniones de diversos temas que permitan plantear líneas de acción a nivel institucional o del aula. |
Entrevistas | -Inicial: al inicio del año escolar, permite abrir un camino de mutuo conocimiento y colaboración entre el docente y la familia. -Otras: para guiar, acompañar, explicitar cambios observados, situaciones que motoricen intervenciones conjuntas en pos de mejoras o soluciones a problemas o dificultades del niño/a. |
Reuniones de padres |
Espacio de intercambio en el que las familias puedan expresar sus intereses, necesidades y expectativas, etc. |
Para favorecer una buena recepción de las familias, considerar una serie de pautas:
- Hacer sentir a cada familia que es bienvenida y no transmitir un modelo «esperado», pues es necesario que todas y cada una se sientan reconocidas y valoradas en su diversidad.
- Brindar información de modo que se facilite la pertenencia a la escuela: horarios, cultura de la institución, normas de convivencia escolar, proyecto institucional, servicios.
- Comunicar el cronograma de encuentros a realizar durante el año entre familias y docentes.
- Comunicar las normas de seguridad para la entrada y salida de los/as alumnos/as, de primeros auxilios.
- Informar los servicios de apoyo para los casos de dificultad que pudieran atravesar los/as alumnos/as y sus familias.
Ante las actividades a compartir, tener en cuenta a la hora de convocar:
- Informar claramente el día, el lugar, el horario de inicio y finalización de la actividad.
- Expresar a las familias a qué van y respetar el objetivo del encuentro.
- Al planificar el encuentro, considerar el horario más conveniente para las familias.
- Diseñar creativamente los formatos de invitación: tarjeta, nota, cuaderno viajero, carteles, etc.
- Pensar los modos para convocar a las familias: radio, pegatina de carteles, etc.
Proponer actividades que incluyen a las familias da lugar a que participen de forma activa de diferentes experiencias escolares, facilita que se involucren de manera comprometida en proyectos escolares de sus hijos, nietos, etc., compartiendo diversos procesos de enseñanza/ aprendizaje.
Algunas propuestas
- Armar campañas, por ejemplo de asistencia a clase. En torno al tema se pueden organizar debates sobre las causas, cómo dar solución al problema, cómo juegan los medios de comunicación e Internet, la falta de horas de sueño, etc.
- Invitar a padres o familiares a narrar historias sobre sus lugares de origen (otras ciudades, provincias, países; otras costumbres o de sus trabajos, etc.).
- Grabar una historia, anécdota, tradición en la casa y luego escucharla en la escuela.
- Hacer libros con los estudiantes, recopilar historias familiares.
- Averiguar recetas de familia, comentarlas, compartirlas y luego prepararlas.
- Compartir juegos tradicionales, llevar juegos del hogar y explicarlos, jugarlos en el aula, etc.
- Realizar talleres para padres para trabajar la importancia de su presencia en el desarrollo de la educación de sus hijos.
- Realizar talleres sobre las normas en la casa y en la escuela. Las familias y las escuelas se organizan por reglas, estas pueden ser rígidas o flexibles. Los/as niños/as deben interiorizar las reglas de la casa y de la escuela; cuando unas y otras son contradictorias, producen rebeldía, malestar, violencia. Se recomienda que el taller culmine con acuerdos entre las familias y la escuela acerca de premios, sanciones, excepciones, etc.
A modo de cierre
Existe una amplia gama de posibilidades para construir espacios de encuentro, vínculos y modos de participación de las familias. Las escuelas con mejores resultados son aquellas en las que se logra establecer un vínculo fuerte y claro con las familias, con una percepción mutua positiva. Las familias valoran a la escuela y esta aprecia la articulación del trabajo con las familias. Se alcanza una mejora en la calidad educativa cuando se establecen canales de comunicación adecuados que dan lugar al diálogo, la confianza y el respeto.
Bibliografía
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