Inteligencia Artificial y educación: ¿El futuro ya llegó?

En los últimos meses, las discusiones y los debates sobre el desarrollo de la Inteligencia Artificial en el mundo son permanentes. Los avances se suceden minuto a minuto, a una velocidad difícil de procesar. Esta paradoja abona a menudo el terreno de planteos apocalípticos incluso en áreas como la educativa, que deberá sin dudas repensarse y reconfigurarse a la luz también de estos progresos.

Históricamente, los grandes saltos tecnológicos han generado en la humanidad esperanza y también temor, ilusiones y desazón en proporciones similares. Puede sonar extraño, pero cuanto mayor es el dominio sobre la naturaleza y sobre nuestras propias vidas que esas herramientas proporcionan, la seguridad del ser humano y su confianza en sí mismo, por el contrario, parecieran disminuir. La sensación de que la tecnología avanza a pasos agigantados y de que va más rápido que nuestra comprensión nos abruma muchas veces y favorece temores que no son sencillos de aventar.

 

«Veámoslo un poco con tus ojos»

La Inteligencia Artificial como concepto o disciplina no es nueva. Más bien podría decirse que es un concepto antiguo en el contexto de las ciencias de la computación. Se denomina así a la creación y el análisis de máquinas o sistemas de procesamiento de información que imitan la inteligencia humana.
Pero ocurre que esa capacidad de las máquinas ya supera largamente su facultad imitativa. Mediante el desarrollo de algoritmos y modelos complejos que pueden procesar cantidades cuasi infinitas de datos, estas máquinas consiguen realizar tareas incluso de manera más rápida y eficaz en relación con lo posible de hacer por el hombre. Y esto constituye indudablemente un dilema cuyas consecuencias aún no están claras.
Las implicancias de estos avances son muchas y diversas. Los temores son tantos que en estos últimos meses distintos intelectuales y empresarios, incluso del sector informático, alzan la voz para pedir un impasse, una pausa, una tregua entre el humano y la máquina, como si eso fuera aún posible. Desde diferentes puntos del planeta se solicita «frenar» las investigaciones y las aplicaciones de la Inteligencia Artificial hasta estar en mejores condiciones de evaluar sus ventajas y riesgos potenciales.

Profundizá sobre este gran salto tecnológico frente al que los expertos se preguntan si generará un mundo mejor o impactará negativamente en nuestro entorno. Diego Fernández Slezak se suma al debate con una perspectiva personal y desde su experiencia en el desarrollo de la IA.

  • «Inteligencia Artificial: ¿Amiga o Enemiga? | Diego Fernández Slezak | TEDxRiodelaPlata»

 

 

Educar para un mundo nuevo

Si consideramos que las aplicaciones de Inteligencia Artificial están cambiando al mundo y que probablemente esto afecte positiva o negativamente los ámbitos del trabajo y del ocio en el mediano plazo, resulta insoslayable comenzar a pensar qué efectos tendrá (o tiene ya) sobre la educación.
En primer lugar, vayamos por las buenas noticias. Existen aplicaciones que pueden resultar muy provechosas para la formación. Nos referimos a la posibilidad de contar, en cualquier celular o PC escolar, con tutorías virtuales, plataformas de aprendizaje en línea con sistemas de evaluación automatizados, herramientas poderosas de análisis de datos, programas de reconocimiento de voz y transcripción instantánea, chatbots educativos y muchas otras.
Agreguemos algo importante para quienes conocemos de cerca la tarea cotidiana en las aulas: nuestro quehacer está lleno de trabajos repetitivos que nos roban energía, como la generación de consignas, la evaluación de cuestionarios y el dictado, por dar algunos ejemplos. Esta nueva tecnología permite reducir de manera considerable estos procedimientos escolares, al reemplazarlos por programas de multiple choice, chatbots y otras herramientas.

 

 

El ChatGPT y los riesgos del copy-paste

Quizás el mayor reparo escuchado hasta el momento tenga que ver con una de las aplicaciones más famosas de la Inteligencia Artificial: específicamente el ChatGPT y sus sucedáneos.
Se trata de un chatbot inteligente que permite automatizar tareas de chat. Su denominación se debe al acrónimo de Chat Generative Pre-trained Transformer (Chat Generativo Preentrenado Transformador). Creado en 2022, se especializa en el diálogo y ha sido entrenado por humanos, mediante aprendizaje supervisado que consigue mejorar notoriamente su rendimiento y capacidad de respuesta; esta especie de instrucción está basada en algoritmos, es decir en un conjunto de instrucciones informáticas que recibe la máquina para realizar una acción o resolver un problema.
Tanto es así que, en cuestión de segundos, el chat puede responder cualquier pregunta, sostener una conversación y hasta escribir una monografía sobre el tema que se le requiera. Esto hizo que en todas las escuelas del mundo se registraran casos de alumnos/as que presentaron trabajos que jamás hicieron. El famoso «copiar y pegar» ya existente desde la creación de buscadores como Google, pero en este caso perfeccionado al punto de que resulta muy difícil distinguir entre un texto «humano» y uno creado por el chat.

 

 

La docencia frente a la IA 

La realidad de la tecnología plantea de manera cada vez más perentoria un enorme desafío para la educación. Y la clave de esta batalla está, paradójicamente, otra vez de este lado, del lado humano, del lado del y la docente al frente de las aulas.
La irrupción universal de estas tecnologías impone la necesidad de repensar nuestra tarea, de llevar a cabo una nueva planificación pedagógica que tiene en la base algunas preguntas esenciales… tal vez las que estuvieron siempre.

Accedé a información sobre el revolucionario chat de inteligencia artificial y cómo implementarlo en el ámbito educativo.

  • Todo Noticias. «EDUCACIÓN I CHAT GPT: ¿Cómo introducir la inteligencia artificial en las aulas?»
  • Google Educator Group. «Chat GPT, ¿Cómo implementarlo en educación?»
  • «Paula Barberis – Inteligencia Artificial en el aula»

 

Sobre la primera, más referida al plano de los contenidos, podemos afirmar que se trata de una respuesta dinámica que cambia a medida que lo hace nuestra vida cotidiana. La escuela debe enseñar lo necesario para poder vivir en el mundo actual, para poder desenvolvernos en sociedades que también se reconfiguran a la luz de estos avances.
Muchos de los contenidos que hoy se enseñan en las aulas van a permanecer, porque la lectoescritura continúa siendo una herramienta ineludible, y la suma y la resta, un condicionante de nuestro presente, por más que existan calculadoras desde hace un largo tiempo (en rigor desde 1623). Pero otros van a variar. Es imposible determinarlo hoy, pero no caben dudas de que será necesario cada vez más un mayor conocimiento para poder trabajar con esta cantidad de datos, para ser capaces de procesar la innumerable cantidad de información ya procesada por las máquinas.
En cuanto al cómo, la IA ofrece posibilidades de personalizar la educación, ampliar las búsquedas por intereses, eliminar, como dijimos, procedimientos repetitivos y «aburridos». Se trata de interactuar con las «máquinas», de integrarlas al proceso de aprendizaje. Estamos hablando hoy sí de tecnologías que están al alcance de nuestros/as alumnos/as, desde su celular o desde cualquier computadora con una conexión a Internet (un punto sobre el que deberemos volver, dado que aún no se está cumpliendo en todo nuestro país).
Tal vez la clave esté en conseguir una búsqueda activa, que involucre a quien estudia, que le haga ocupar el rol de «buscador». Google o este nuevo chat somos nosotros, porque somos nosotros quienes le damos instrucciones para que lo realice, quienes orientamos la búsqueda con un propósito, quienes definimos una ruta de trabajo con un fin específico. Es ese el lugar que no debe perderse, tampoco en estos tiempos de IA… y el aula es la trinchera donde defenderlo.
Finalmente, llegamos al plano de la evaluación, hoy por hoy el más negativo o el que nos enfrenta a mayores dificultades concretas. Quienes están al frente de las clases suelen referir grandes frustraciones con el famoso «copiar y pegar» de sus alumnos/as. Esto ya pasaba desde el origen de los buscadores, pero actualmente se han perfeccionado tanto con el ChatGPT y otros por el estilo que hacen más compleja la instancia evaluativa, ya que diseñan textos con párrafos completos, con interrelaciones temáticas, y hasta con cambios de estilo muy elaborados.
Es en este plano en el que debemos agudizar la mirada, porque en el fondo es una instancia que también involucra a las otras dos preguntas. No enseñamos para que nuestros/as alumnos y alumnas nos respondan de manera estandarizada y repetitiva, sin encontrar razones ni motivación. Enseñamos para generar mentes creativas, actitudes críticas y entusiasmo gnoseológico. Y con estas premisas habremos de establecer evaluaciones donde la creatividad y el pensamiento crítico serán imprescindibles.
Siempre valdrá la pena intentarlo. Mañana también.

 

La UNESCO frente a la IA

Desde hace varios años, la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), que reúne a mandatarios, responsables y expertos de educación de todo el mundo, está trabajando en este tema, consciente de los posibles cambios que puede originar.

Para esta institución, la Inteligencia Artificial permitirá alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4: «Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos».

Pero, al mismo tiempo, alerta sobre los riesgos de una aplicación acrítica, lisa y llana: «Los avances en las soluciones impulsadas por la IA conllevan un enorme potencial para el bien social y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Para que esto ocurra, es necesario realizar ajustes en las políticas de todo el sistema y esto requiere una sólida supervisión ética, así como un profundo involucramiento de profesionales e investigadores de todo el mundo».

De eso se trata, entonces: ni de proliferar el terror ni de la aceptación acrítica de un nuevo mundo, sino de conocer para involucrarse y participar.

 

 

Algunas ideas para el aula

  1. Proponer al alumnado realizar una consigna sin utilizar el ChatGPT y luego hacer la misma tarea con ayuda de esta herramienta. Comparar los resultados y sacar conclusiones. ¿Qué ideas complementarias no aparecen en el texto generado por IA? ¿Pueden detectarse errores?
  2. Preguntarle al ChatGPT algunas claves de la actividad propia del conocer. Por ejemplo ¿Qué temas no conoce? ¿De qué manera obtiene la información y cómo se compara eso con la forma en que los humanos lo hacemos?
  3. Utilizar el ChatGPT como corrector en los textos producidos por los alumnos y las alumnas.

 

Nota

  1. Todo un palo. Canción de Carlos Solari y Eduardo Beilinson, 1987.

Bibliografía