Lev Semiónovich Vigotsky: la inteligencia sociocultural
La obra de Vigotsky atraviesa el siglo XX. Profundamente marxista, pero acosado por el stalinismo, subrayó el rol de lo social en el desarrollo de la inteligencia del individuo. Su muerte prematura no impidió que cambiara la psicología en forma irreversible. Fue considerado «el Mozart» de su especialidad.
Iniciarse en el universo de uno de los pensadores rusos más importantes del siglo XX es también ingresar en un terreno de arenas movedizas, de traducciones clandestinas y persecuciones, en una biografía asediada por la tragedia.
Nació en 1896 y falleció en 1934, pero fue analizado y releído por el mundo occidental recién desde 1960. Digámoslo, para empezar, con todas las letras: Lev Semiónovich Vigotsky fue un intelectual luminoso, pero la tuberculosis y la intolerancia lo mantuvieron en una relativa oscuridad. Contemporáneo de Freud, de Skinner y hasta del mismo Piaget, no pudo nunca gozar del prestigio y la libertad que sus ideas merecían.
Criado en una numerosa (tuvo siete hermanos) y acaudalada familia, desde pequeño despuntó su amor por el teatro y la literatura, en un país que atravesaba enormes convulsiones. Discriminado por su ascendencia judía durante la etapa zarista, estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Popular de Moscú. La Revolución de 1917 abolió esas segregaciones y él volvió a Gomel, hoy Bielorrusia, donde tuvo además una destacada participación política.
Ya había leído por entonces a los teóricos del marxismo como Engels y el propio Marx, pero también a Freud y Spinoza. A partir de esas lecturas, comenzó a enseñar psicología en la Escuela de Trabajo para los Obreros y su Instituto Pedagógico. Allí, no solo se ocupó de la teoría: creó un laboratorio de psicología para estudiar a los niños de los jardines infantiles que presentaban retrasos en el aprendizaje. Psicología pedagógica (1926), una de sus principales obras, deriva en buena medida de esas tempranas observaciones.
Ciento ochenta títulos (la mitad de ellos inéditos) componen el recorrido del pensador ruso más importante de la pedagogía.
La construcción de la inteligencia
Los nudos centrales de su teoría pueden describirse en relación a la constitución de la inteligencia en el ser humano. Vigotsky esgrime como afirmación central —que lo distingue de una multiplicidad de autores de su época e incluso posteriores— que la evolución de la inteligencia es producto del aprendizaje. Y que este aprendizaje es siempre social. Se produce en el marco de situaciones sociales significativas, desde el seno familiar a las instituciones educativas.
A partir de estas premisas, el autor que estamos delineando considera que no es propio de una ciencia profunda como la psicología el concebir el análisis del pensamiento humano en el plano individual. Los procesos psicológicos superiores, dirá, tienen su origen en la vida social y se desarrollan a partir de la internalización de prácticas sociales específicas.
Proceso de internalización: la apropiación de la cultura
Es en esas situaciones sociales en las que el aprendizaje se lleva a cabo. Y se realiza a través de procesos de mediación, en un contexto de interacción social. El individuo aprende en su entorno, siempre ligado a otras personas que desempeñan para este autor un papel nunca menor.
Esta forma de aprender es siempre la primera en el esquema de la escuela psicológica rusa. Recién una vez producida, genera el avance necesario para después internalizarse y convertirse en pensamiento individual.
En El desarrollo de los procesos psíquicos superiores lo dirá con absoluta claridad: «Todas las funciones superiores se originan como relaciones reales entre individuos». A diferencia de otros especialistas con los que se lo puede comparar, Vigotsky aplica aquí lo que puede deducirse como el corazón de su formación, incluso de su participación política: el rol primordial de lo social. Por esta razón, su teoría ha sido denominada como «sociocultural» por las generaciones que lo estudiaron hasta hoy.
Siempre lo social aparece en un primer plano. En el texto citado, expresa:
«Cada función en el desarrollo cultural del niño aparece dos veces: primero en el nivel social y luego en el individual, primero en medio de otras personas (interpsicológico) y luego dentro del niño (intrapsicológico). Esto aplica igualmente para la atención voluntaria, la memoria lógica y la formación de los conceptos».
Su visión, entonces, se opone claramente, en términos epistemológicos y filosóficos, a la de un autor de enorme importancia con el que muchas veces se lo ha comparado: el suizo Jean Piaget, con quien comparte, sin duda, una concepción constructivista del conocimiento, varios métodos de observación y el centrarse en el aspecto cognitivo del ser humano.
Esta comparación con el célebre ginebrino no es gratuita ni rebuscada. Puede resultar útil para iluminar mejor esta teoría y comprender las implicancias que eso tiene en la concepción pedagógica y, por consiguiente, en el seno de la institución escolar.
Vigotsky vs. Piaget: parecidos pero diferentes
Si bien ambos autores han estudiado la evolución de la inteligencia y son probablemente quienes más lejos llegaron en la elaboración de una psicología evolutiva de la personalidad, varios de sus supuestos resultan profundamente diferentes.
Como ejemplo, si para Jean Piaget lo fundamental, lo primero, es el desarrollo (de ahí que presenta una teoría de estadios o etapas de la inteligencia), para el neuropsicólogo ruso es el aprendizaje lo que debe colocarse en la primera parte de la cadena evolutiva del pensamiento.
A diferencia de Piaget, para Vigotsky el desarrollo sigue al aprendizaje y no viceversa. Para decirlo de otra manera: es su principal consecuencia, nunca su causa. Para que el desarrollo se produzca, tenemos que aprender primero. Todo avance en el desarrollo de una persona se realiza primero fuera de ella, en un entorno de interacción social, para después sí internalizarse.
Concepción de Piaget | Concepción de Vigotsky |
Los conceptos nacen en el individuo como producto de sus iniciativas e interacciones con el medio. | Doble formación: todo concepto aparece primero a nivel social y luego se internaliza. |
El desarrollo es independiente del aprendizaje. Más aun, es su condición previa. | El aprendizaje orienta y guía al desarrollo. No hay desarrollo sin aprendizaje. |
En esta teoría descripta a grandes rasgos, el ser humano posee apenas un conjunto de elementos básicos, que solo podrán desarrollarse a partir de su interacción con los demás: sus padres, sus familiares, la escuela, etcétera.
Esta importancia capital de lo social tiene, como dijimos, estrecha relación con su ideología y el contexto en el que Vigotsky realiza sus experiencias. Con enorme compromiso, se entrega al estudio de los niños y las niñas para comprender el porqué del fracaso o el éxito de las escuelas comunitarias en la difícil integración de los ciudadanos soviéticos.
Es, por lo tanto, desde una pedagogía colectivista que pelea cuerpo a cuerpo con el analfabetismo, que busca adoctrinar y formar a la población para la vida en ese nuevo sistema socialista: ese es el modo en que este autor implementa sus investigaciones. Descubre, de esta manera, que los padres, los familiares, los pares de un individuo resultan fundamentales para el desarrollo de su inteligencia y su funcionamiento intelectual, pero también para la internalización de normas y valores de una sociedad.
El pensamiento, el lenguaje, la memoria y el juego son algunos de los temas centrales que guiaron sus pesquisas epistemológicas, su interés científico y la obsesión que lo acompañó hasta el fin de sus días.
Pensamiento y habla
El lenguaje es la herramienta fundamental del individuo. «Herramienta de herramientas» decía John Dewey, uno de los principales filósofos de la historia de Estados Unidos —también analizado anteriormente en esta publicación—. Y en estas cuestiones, como es de presumir, no hay Guerra Fría posible. Del otro lado del mundo, el lenguaje para Vigotsky, es uno de los aspectos centrales de la inteligencia humana. Ese es el tema de su gran obra Pensamiento y lenguaje.
A través del uso de signos, el ser humano transforma experiencias sociales en construcciones psicológicas. Es el lenguaje el que produce y permite esa asimilación indispensable. El lenguaje es visto en esta concepción desde su función comunicativa como la herramienta (nunca innata, sino adquirida) que le permite a la persona interactuar con los demás y que está indisolublemente ligada al pensamiento.
A caballo de la imaginación: el juego en Vigotsky
También el juego resulta de vital importancia por dos razones cruciales. La primera es la posibilidad de imaginar situaciones sin experimentarlas en forma directa. El juego es impulsor de la actividad mental. Cuando el niño juega con otros/as niños/as, amplía su capacidad de entender la realidad, avanza hacia el pensamiento abstracto.
Vigotsky pone como ejemplo el de un pequeño que juega con un palo de escoba a que cabalga en un caballo. Le adjudica al objeto poderes imaginarios, que están muy por encima de lo que ese objeto significa para los adultos (un palo de escoba) y trasciende sus funciones reales y concretas.
La segunda razón del valor del juego es su fuerza como factor de internalización de reglas sociales. No existe nada más libre que jugar a un juego, que el espacio del ocio. Sin embargo, es difícil que existan actividades humanas tan regladas, tan dependientes de normas, de lo que se puede o no se puede hacer, que los juegos mismos. Jugar es siempre un tema de autocontrol y autorregulación.
Todo avance en el desarrollo de una persona se realiza primero fuera de ella, en un entorno de interacción social, para después sí internalizarse.
La Zona de Desarrollo Próximo: el potencial psicológico
El pedagogo soviético introduce en su teoría la noción de Zona de Desarrollo Próximo (ZDP), que mensura la distancia entre lo que el individuo posee como habilidad y lo que puede adquirir con ayuda de otro, en el proceso social del aprendizaje. No se trata solo de una noción teórica, base de su perspectiva sociocultural. Vigotsky alcanzó a cuantificar y medir esta influencia de un ayudante, asistente o colaborador (padre, amigo, par, docente). A través de exámenes y testeos con pequeños aprendices, consiguió dimensionar esas diferencias en «unidades de tiempo».
La ZDP sería entonces la expresión de esa distancia. El campo de potencialidad de la psicología humana, un terreno cuya frontera es siempre móvil, ampliable, infinita, por obra y gracia de lo social.
Vigotsky y el aula
Desde una teoría sociocultural como la que se analiza aquí, la escuela, como escenario, adquiere toda su importancia y fundamentación. Para este autor, perteneciente a lo que se conoce como «corriente psicológica rusa», los procesos psicológicos superiores tienen su origen en la vida social y se desarrollan a partir de la internalización de prácticas sociales específicas. La escuela constituye, sin dudas, un espacio privilegiado de internalización de prácticas sociales, en tanto dispositivo de instrucción y enseñanza, dirigido a metas específicas. El individuo conoce a partir de su participación en actividades compartidas. Vigotsky hará hincapié en este tipo de acciones, lo que resulta muy útil a la hora de conceptualizar la actividad del aprendizaje escolar. Puede decirse que en estas tesis estamos pasando del concepto de asimilación individual piagetiano a una idea de apropiación colectiva del conocimiento, con todo lo que ello significa. El desarrollo ya no depende exclusivamente del individuo: más bien es el resultado de una práctica social que tiene a la escuela como su institución de mayor prepoderancia y al docente como ese articulador fundamental. |
Un discípulo de lujo: Alexander Luria
En sus cortos pero intensos años de investigación, Vigotsky tuvo la oportunidad de trabajar con diversos colaboradores. Uno de ellos, algo más joven que él, fue Alexander Luria (1902-1977), considerado en la actualidad como el padre de la neurociencia cognitiva y uno de los más destacados estudiosos de los trastornos del lenguaje y la memoria, responsable de los mayores descubrimientos acerca de las lesiones cerebrales y sus posteriores tratamientos, en casos de afasia, por ejemplo.
Ambos se conocieron en el transcurso del 2° Congreso de Psiconeurología de todas las Rusias, en 1924. Durante un tiempo trabajaron juntos en el Instituto de Psicología de Moscú y compartieron la lucha por integrar la teoría marxista a sus descubrimientos.
El lenguaje es visto en esta concepción desde su función comunicativa como la herramienta (nunca innata, sino adquirida) que le permite a la persona interactuar con los demás y que está indisolublemente ligada al pensamiento.
Sus últimos años
Ya en la década de 1930, Vigotsky debió enfrentar ataques por parte del stalinismo, que no veía con buenos ojos sus estudios psicológicos y su perspectiva crítica. En las famosas «purgas», sus obras fueron prohibidas y Alexander Luria también fue censurado. Por esta razón, su legado teórico sufrió años de postergación.
En la primavera de 1934, la tuberculosis que ya lo había herido en numerosas oportunidades, se hizo mucho más destructiva y poderosa. El pedagogo marxista fue internado y falleció pocos meses después. La enfermedad pudo conseguir lo que no lograron los absurdos cuestionamientos y las prohibiciones gubernamentales. A partir de entonces, sus enseñanzas entraron en un largo período de silencio que, como hoy sabemos, afortunadamente no fue definitivo.
Las razones de un retraso. La incomunicación con Occidente
Los textos de Vigostky fueron voluntariamente ignorados durante algunas décadas. Recién en la década de 1960, con la primera publicación en inglés de Pensamiento y Lenguaje (Trought and Language, 1962), y a partir de las traducciones facilitadas por su discípulo Alexander Luria, comienzan a tener una merecida difusión en el mundo occidental. Fue el propio Luria, junto al reconocido Jerome Seymour Bruner (Nueva York, 1915-Nueva York, 2016), quien introdujo las ideas de Vigotsky en los Estados Unidos. Para ello, sin embargo, también debieron enfrentar censuras y recortes. Fueron obligados a suprimir toda referencia a Marx en las traducciones y tuvieron que realizar «reducciones selectivas» de los textos originales rusos. Incluso su nombre fue transcripto de variadas formas, debido a las dificultades de traslación del idioma ruso a otro alfabeto, dada la no correspondencia fonética en la diferenciación de las letras. |
Bibliografía
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