Los talleres en la Educación Inicial

Los talleres, de forma semejante pero diferente al juego trabajo, se constituyen según mi punto de vista como otra de las propuestas más ricas que identifican al Nivel Inicial. También forman parte de su historia (aunque más reciente) y, por qué no, de su actualidad. Por ello, continúan conformándose como parte del abanico colorido de posibilidades educativas con los niños y niñas desde los 2 hasta los 5 años y se extienden a todo el Sistema Educativo.

Los talleres son una modalidad que puede implementarse en todos los niveles del Sistema Educativo, así como en experiencias de aprendizaje no formal. En general, lo más notable en relación con la incorporación de los talleres en el Sistema Educativo formal es incorporar propuestas nuevas y diferentes; sin embargo, en el Nivel Inicial lo más importante es modificar la forma de llevar a cabo esas propuestas más que la incorporación de las mismas, el modo de realizar las actividades más que las actividades propiamente dichas.
La modalidad de taller nace como una propuesta que implica la oposición a la enseñanza tradicional desde la idea de organizar propuestas significativas, activas, participativas, alejadas de las acciones lineales tendientes a generar respuestas únicas desde la ejecución de acciones simples y repetidas. Se sostiene en la mirada sobre lo grupal y el trabajo en pequeños grupos, tendiente al desarrollo de actividades que impliquen producciones conjuntas. Se fundamenta en la consideración de los sujetos educativos (alumnos y docentes) como activos, autónomos y responsables de sus propios procesos de aprendizaje sostenidos en acciones de enseñanza con sentidos. Se basa en la concreción de propuestas que fortalezcan las interacciones, las decisiones compartidas, las búsquedas activas, desde una vida escolar democrática, respetuosa y participativa.
Los talleres se desarrollan con una dinámica peculiar que los caracteriza: el interjuego entre los momentos en grupo total, los de trabajo de manera individual y la realización de propuestas en pequeños grupos —estas últimas son las que deben contar con mayor presencia—, en «un ida y vuelta» entre la teoría y la práctica, la reflexión y la acción.
Desde lo mencionado, definimos que las propuestas de talleres sostienen el enfoque educativo y la ideología que conformamos con reflexiones y esfuerzos en esta actualidad compleja, en el intento de alejarnos de los estereotipos, las linealidades y las tradiciones ajustadas a otras miradas que ya no queremos sostener.
Pensando en las propuestas de enseñanza, se considera que la modalidad de taller implica una opción rica y creativa para fortalecer los procesos.
Recordemos a su vez que las actividades en pequeños grupos son un aporte educativo contundente y necesario, muy especialmente desde el enfoque actual, que posibilitan interactuar, elegir entre opciones, desarrollar la autonomía, etcétera.
Para acercarnos a los logros en la inclusión de los talleres, debemos replantearnos la modificación de nuestras propias matrices de aprendizaje, ya que las experiencias personales muchas veces no nos permiten la total aceptación de esta modalidad. En este sentido, se hace necesario un marco educativo y una propuesta didáctica que exprese coherencia entre lo que se piensa-siente, dice y hace. Un docente-coordinador que también se sienta respetado y que pueda modificar sus matrices de aprendizaje en función de los cambios educativos, sociales y del intercambio con sus alumnos y colegas.

 

La modalidad de taller se fundamenta en la consideración de los sujetos educativos (alumnos y docentes) como activos, autónomos y responsables de sus propios procesos de aprendizaje sostenidos en acciones de enseñanza con sentidos.

 

Pensamos en la modalidad de taller en el Nivel Inicial desde una mirada amplia y abarcativa. Esto implica pensar a los talleres desde su multiplicidad de posibilidades sin acotarlos a las propuestas que implican el «prototipo» en el nivel. Las mismas se piensan desde todas las opciones posibles de incluir los talleres con su peculiar modalidad: áulicos, vinculados con las unidades didácticas y proyectos, como modo de organizar las propuestas no vinculadas con el recorte de la realidad o la temática del proyecto, para realizar los actos patrios, las reuniones de padres y, especialmente los talleres integrando las diferentes salas de la institución.

«Si se implementan los talleres integrando las diferentes salas de una institución, se favorecerán otros aspectos:

  • El conocimiento más intenso de los diferentes niños (sus nombres, sus gustos, sus modalidades…) y de los grupos a los que pertenecen, tanto de parte de los otros niños como de los otros docentes y de los directivos.
  • El intercambio más fluido entre las diferentes salas (sus alumnos, sus docentes, sus gustos, sus estilos…) y entre todos los miembros de la institución.
  • El desarrollo de una comunicación más profunda y de una dinámica institucional más abierta y flexible.
  • El mayor conocimiento de las ideas de cada docente, los proyectos de cada sala, las peculiaridades de cada familia, las fortalezas de cada uno, las debilidades sobre las cuales trabajar apoyándose mutuamente.
  • El reconocimiento de todos los espacios y materiales institucionales como parte de un patrimonio común a favor de la tarea educativa con todos los niños de la escuela por igual; la apertura a otros espacios institucionales diferentes, nunca utilizados, nunca descubiertos.
  • El resguardo de la solidaridad, la preocupación por el bien común, el respeto por todos y cada uno como parte necesaria del entramado institucional.  

Esto es una elección. Nada está libre de la impronta que le imprime el modo en el cual se desarrolle cada propuesta, nada está libre de los diversos matices que puede asumir cada acción educativa».1

 

En relación al rol del docente-educador-coordinador 

Es necesario definirlo como un enseñante respetuoso y como el responsable del diseño y puesta en marcha de las situaciones educativas. Esto no se contrapone con la idea de un docente coordinador y guía de los procesos personales de aprendizaje, siempre que comprendamos que intervenir no es interferir y que es una acción educativa necesaria para favorecer la apropiación de los conocimientos.

El educador como enseñante, orientador, coordinador y guía, planifica su tarea y diseña los objetivos, los contenidos y las propuestas de manera articulada y secuenciada, plantea consignas adecuadas e incentivadoras. Su rol es activo, observa la dinámica grupal, ayuda a centrarse en la tarea y a abordar los obstáculos, aporta la información necesaria, hace aclaraciones, acompaña y sostiene los procesos de aprendizaje. Para ello, muchas veces necesita modificar las propias matrices de aprendizaje, desde la influencia de un marco educativo y una propuesta didáctica que exprese coherencia entre lo que se piensa-siente-dice-hace. Un docente que se siente respetado cuenta con mayores posibilidades de modificar sus matrices de aprendizaje en función de los cambios educativos y sociales y del intercambio con sus alumnos y compañeros.

 


Ampliá la información sobre el rol del docente-educador-coordinador en un artículo de la autora publicado en noviembre de 2021 en A Construir.

 

La modalidad de taller implica una organización específica de la situación de enseñanza que nació desde el deseo de encontrar otras posibilidades educativas, otras modalidades de acceso al conocimiento, basadas en propuestas y vínculos menos lineales que dejen entrar el juego, el placer por aprender y la vida democrática al aula. Una modalidad que nació como alternativa a las prácticas conocidas desde el intento de modificar el estilo tradicional basado en docentes depositarios del saber y dueños de las verdades que debían inculcar a sus alumnos, pasivas «hojas en blanco» a la espera de la absorción lineal de conocimientos.
Fundamentalmente, debemos rescatar los valores en los cuales se sustenta, tendientes a formar sujetos participativos, autónomos y solidarios en función de metas basadas en actitudes cooperativas. Obviamente, no es la única modalidad de enseñanza basada en estos principios; sin embargo, sus características peculiares los favorecen.

La modalidad de taller

  • Por el tipo de dinámica y organización que presupone la propuesta de taller es, de hecho, una modalidad que revitaliza las posibilidades de organizar las propuestas de enseñanza. Pero esto, bajo ningún punto de vista, implica la desvalorización o contradicción con otras propuestas, sino más bien la idea de articular todas aquellas que continúen imprimiéndole a la vida del jardín toda su riqueza y tranquilidad.
  • Los talleres se presentan como espacios que abren las puertas de las instituciones a dinámicas más abiertas, a tareas con diferentes significados, y al trabajo con los otros como un motor para producir, compartir y disfrutar. Esto le imprime una dinámica diferente, un camino más flexible, otras posibilidades a la tarea aúlica.
 

Los talleres como modalidad alternativa implican una organización particular de las propuestas en función de la tarea en pequeños grupos alternada con el trabajo individual y en el grupo total, buscando momentos de reflexión alrededor de una tarea que tiende al trabajo sobre los contenidos, desde la mirada de la conformación de lo grupal y la puesta en marcha de producciones compartidas, aprendiendo desde el placer y el juego.

 

Nuevamente…

Entonces ¿por qué descartarlo? ¿Por incomprensión o desconocimiento de la identidad de nuestro nivel? ¿Por falta de saberes con respecto a sus posibilidades, organización, amplitud de concreciones? ¿Por estereotipos? ¿Por luchas de poder? ¿Por modas de turno?

«Desde esta mirada es muy importante detenerse a observar y analizar la trayectoria educativa de cada uno de los alumnos integrados (que no debe ser devaluada) para evaluar y continuar en la búsqueda de nuevas estrategias y posibilidades. 
Para el logro de todo esto es esencial desarrollar un trabajo en equipo, que implica una adecuada distribución de los roles y funciones de cada uno, evitando las confusiones que perjudican las tareas institucionales en general y educativas en particular. Desarrollar las tareas en un clima democrático desde la diferenciación y complementariedad de roles y tareas, permitirá que todos los actores educativos se involucren, participen y aporten desde su propio lugar. Directivos, docentes, especialistas y familias participando y trabajando en equipo a favor de todos los niños sin ningún tipo de distinción».2

 

Un docente que se siente respetado cuenta con mayores posibilidades de modificar sus matrices de aprendizaje en función de los cambios educativos y sociales y del intercambio con sus alumnos y compañeros.

 

Libros de la autora donde profundizar el tema

  • PITLUK L. (2006). La planificación didáctica en el Jardín de Infantes: unidades didácticas, proyectos y secuencias didácticas. El juego trabajo. Rosario: Homo Sapiens.
  • ————–. (2008). La Modalidad de Taller en el Nivel Inicial. Rosario: Homo Sapiens.
  • ————–. (2012). Las Prácticas actuales en la Educación Inicial: sentidos, sin sentidos y posibles líneas de acción. Rosario: Homo Sapiens.
  • ————–. (2015). Las Secuencias Didácticas en el Jardín de Infantes. Aportes de las Áreas o Campos del Conocimiento a las Unidades Didácticas y los Proyectos. Rosario: Homo Sapiens.

 

 

Nota

  1. En https://www.laurapitluk.com.ar/Articulos/Los_talleres_en_el_Nivel_Inicial.pdf
  2. PITLUK L. y otros. (2018). La inclusión educativa como construcción: puentes y caminos para pensar y recorrer. Rosario: Homo Sapiens.

 Bibliografía

  • GRUPO MULTIEDAD DEI – 2017. Coordinación PITLUK L. Equipo de Supervisoras D.E. N° 3, 5, 7, 10, 12, 15. (2019). Travesías didácticas. Rosario: Homo Sapiens.
  • PITLUK L. (2022). «El trabajo en pequeños grupos: una alternativa histórica en la Educación Inicial». CABA: A Construir.
  • ————–. (2022). «El juego en sectores: una propuesta histórica, una posibilidad vital». CABA: A Construir.
  • ————–. (2020). «Entre las modas con globitos de colores y los enfoque educativos comprometidos y reflexivos…». En Travesías didácticas. N° 32.