Propuestas para una evaluación activadora de aprendizajes

Hemos transitado desde la visión clásica de evaluar el aprender hacia la idea de evaluar para aprender. La evaluación como activadora de aprendizajes nos conduce a la idea de evaluación auténtica, donde el vínculo evaluación-aprendizaje es indisociable.

La evaluación auténtica lleva a trabajar con nuevas modalidades, como rúbricas, portfolios, TIC.

 

 

Las rúbricas 

Según Díaz Barriga (2005), las rúbricas son guías o escalas de evaluación donde se establecen niveles progresivos de dominio o pericia relativos al desempeño que una persona muestra respecto de un proceso o producción determinada.

Una rúbrica es una matriz que puede explicarse como un listado del conjunto de criterios específicos y fundamentales que permiten valorar el aprendizaje, los conocimientos o las competencias logrados por el alumno.

Las rúbricas son documentos que se presentan como una tabla de doble entrada en la que se ubican los criterios a evaluar en las diferentes filas, para cada uno de estos en las columnas se agregan descriptores de los distintos niveles de desarrollo. Estos instrumentos permiten hacer públicos los criterios de evaluación y muestran además los diferentes niveles de acuerdo con los desempeños individuales y grupales (Anijovich y González, 2021). De este modo, tanto los criterios de evaluación como los niveles de calidad son públicos y explícitos, transparentan el proceso mismo de la evaluación.

Una mayor aproximación a la evaluación formativa supone que la ponderación de los componentes que se tomarán en cuenta puedan consensuarse con los alumnos y que ellos tengan la posibilidad de argumentar por qué consideran que algún aspecto debe ser más valorado que otro, favoreciendo así la toma de conciencia de su propio proceso de aprendizaje (metacognición).

Utilización de rúbricas para evaluar en línea 

Las rúbricas sirven también como instrumento de evaluación comparativa para identificar las mejores prácticas y el control de calidad.

Ejemplo de ítems de una rúbrica

  • Contenidos: claridad conceptual, relación e integración de los conceptos, conclusiones, etc.
  • Actividades
  • Debates: capacidad de argumentar, de defender posiciones, de reconocer errores.
  • Elaboración de una postura personal
  • Compromiso
  • Producciones personales
  • Tecnologías y herramientas
  • Comunicación e interacción
  • Evaluación y comentarios

 

 


Accedé al análisis de Elena Cano sobre el uso de rúbricas.

 

 

Los portfolios 

El trabajo con portfolios permite reconstruir el trayecto recorrido y obtener información sobre las dificultades y las fortalezas que se fueron presentando en el niño mientras iba construyendo su aprendizaje. Los portfolios dan lugar a una descripción del aprendizaje del alumno, permiten identificar con claridad el punto de partida, el recorrido y la producción final. También sitúan al alumno en un rol activo y participativo al ser evaluado, a la vez que promueve actitudes de autoconocimiento y de respeto y valoración por sus compañeros, etcétera.

 

¿En qué consisten los portfolios? 

«Es una colección deliberada, sistemática y organizada de trabajos de los alumnos y de sus reflexiones sobre ellos» (Danielson Ch. y Abrutyn, 1998).

Una manera de ponerlo en práctica es que los alumnos:

  • Guarden sus trabajos.
  • Los revisen y los seleccionen siguiendo un criterio.
  • Formulen una opinión sobre el trabajo seleccionado.
  • Se propongan metas para avanzar en el aprendizaje.

 

Formas de evaluación por portfolios

  • Los niños valoran entre sí sus trabajos (heteroevaluación).
  • Un alumno valora lo realizado por otro (coevaluación).
  • El mismo niño valora su propio trabajo guiado por el docente (autoevaluación).

La colección de trabajos permite ver con claridad el proceso a lo largo del tiempo, favorece en el niño la toma de conciencia de qué le resultó fácil y qué no, lo compromete activamente con la evaluación de su propio aprendizaje y con las metas a lograr.

 

 

Las nuevas tecnologías 

La inclusión de las tecnologías en el ámbito de la educación ha generado múltiples debates. Encontramos una gran cantidad de publicaciones que se han desarrollado para tratar de pensar, analizar y proponer estrategias que permitan que dicha inclusión sea auténtica y genere una transformación concreta de las prácticas educativas.

Los docentes se enfrentaron de lleno durante la pandemia a la tarea de aplicar las tecnologías. La ampliación del acceso a los dispositivos digitales y a todas las potencialidades que poseen no necesariamente supone la mejora de la enseñanza ni del aprendizaje. No son ni la tecnología ni los dispositivos los que podrán mejorar la educación por sí solos, la cuestión es cómo implementarlos y qué sentido les otorgamos para comenzar un camino de transformación de las prácticas que nos conduzca a replantearnos nuestro rol docente. El universo de las TIC requiere comprender en profundidad el escenario en que el que se desarrollan estas prácticas. El para qué, por qué y cómo se manifiesta en el uso que hacemos de esos recursos y qué rol desempeñamos durante su incorporación a nuestras prácticas de enseñanza.

 

E-learning 

Este concepto proviene del inglés y significa aprendizaje electrónico. Hace referencia a una modalidad de enseñanza–aprendizaje que se basa en el diseño, la aplicación y la evaluación que se desarrolla por medio de redes de ordenadores. Da lugar a la autenticidad, dada la importancia que tienen en la vida de los niños y las niñas de hoy.

Convoca a sujetos que pueden estar localizados en distintos puntos geográficos y cuya interacción se realiza en tiempos flexibles. Su característica principal, al decir de Area y Adell (2009), es que «el proceso formativo tiene lugar totalmente o en parte a través de una especie de aula o entorno virtual en el cual tiene lugar la interacción profesor–alumnos, así como las actividades de los estudiantes con los materiales de aprendizaje».

 


Accedé a un análisis de los autores mencionados sobre el uso de herramientas de Internet y otras redes de telecomunicación en educación.

 

Una de las dificultades vinculadas a los procesos de evaluación ha sido el desconocimiento de los criterios por parte de los alumnos y sus familias, que han llevado a los estudiantes a percibir la evaluación como un evento arbitrario e incluso azaroso. Esto ha determinado en muchos casos que prefieran actividades de evaluación «tradicionales», con las que se hallan familiarizados y cuyos criterios, aunque sea implícitamente, conocen. Las rúbricas no solo pretenden evaluar los conocimientos del alumnado, sino que además sirven como herramienta de reflexión que permite tomar conciencia de los aprendizajes y, por consiguiente, ganar autonomía.

Es indispensable que las rúbricas sean conocidas por los alumnos y que estén disponibles durante todo el proceso para facilitar la autoevaluación y la coevaluación y para, de este modo, dar lugar a que el alumno detecte sus posibilidades y dificultades para «ajustar» su propio proceso y activar sus aprendizajes.

 

 

 


Descargá las Fichas imprimibles para trabajar con las alumnas y los alumnos.

 

Bibliografía

  • ANIJOVICH R., GONZÁLEZ C. (2021). Evaluar para aprender: conceptos e instrumentos. CABA: Aique Grupo Editor.
  • DÍAZ BARRIGA F. (2005). Evaluación auténtica a través de portafolios y rúbricas. México: UNAM.