La historieta: fascinación del lenguaje gráfico
Cuando los estudiantes leen una historieta y la cuentan o cuando como escritores o ilustradores la elaboran, realizan un complejo proceso de comprensión, abstracción y síntesis en el que adquieren habilidades en dos lenguajes: el textual y el gráfico. A la vez, se entusiasman en el trabajo porque les resulta conocido por su amplia circulación social, porque incluye humor y crea un agradable clima lúdico.
¿Qué es una historieta?
La historieta es un formato especial de narración, en el cual el mensaje se transmite a través del texto gráfico y el texto lingüístico. Ambos se unen para expresar, ampliar o completar significados. Está integrada por viñetas o cuadros que contienen diálogos. Por lo tanto, hay un manejo peculiar del relato ya que, si bien la viñeta generalmente combina la imagen con la palabra, también se puede omitir el texto lingüístico.
El lector de historietas, cuya participación es muy activa, se enfrenta a un código particular, los signos iconográficos, es decir, elementos del lenguaje gráfico que poseen significados convencionales: el «globo» de diálogo, las «estrellas» que indican dolor, etcétera. La historieta se caracteriza por la trama narrativo-descriptiva que explota lo humorístico. Para delimitar los momentos de la historia, están las viñetas o cuadros y para el diálogo, el globo.
Por tratarse de una de las variedades más difundidas de la trama narrativa con base icónica, combina la imagen plana con el texto escrito y ambos elementos, los icónicos y los verbales, se integran a partir de un código específico.
Existen diversos tipos de historietas, entre los que figuran: la ya clásica historieta de las tiras cómicas de los diarios, que se caracteriza por su intencionalidad apelativa y su contenido humorístico; aquellas en las que predomina la función literaria porque desarrollan aventuras guerreras, historias policiales, relatos románticos, de ciencia ficción; y también están las que cumplen una función educativa porque expresan instrucciones para mejorar la higiene o prevenir enfermedades u orientar a la población en el uso de determinados medicamentos, etcétera.
La historieta humorística es un buen ejemplo de uno de los rasgos que caracterizan este formato textual: la economía narrativa, ya que condensa el relato en pocas viñetas. Se trata de un lenguaje de frases muy cortas, palabras o construcciones que remiten a una pluralidad de significados y pocos personajes, caracterizados por rasgos sintéticos.
Un género muy particular
Un poco de historia
Suele fijarse la aparición de la historieta, tal como se la conoce actualmente, hacia 1895, en el diario New York World, con la publicación de unas viñetas cuyo protagonista era un chino de los barrios populares de Nueva York, vestido con un largo camisón amarillo. Así nace la serie del Yellow Kid, cuyos cuadros bien separados y marcados señalan las características de estructura que hoy distinguen a este género. La historieta se desarrolló rápidamente, ganó un público numeroso y se difundió en traducciones por otros países. Las primeras historietas son cómicas; luego aparecen las que reflejan la vida familiar, las aspiraciones de la sociedad de consumo (Trifón y Sisebuta) y se imponen los animales como personajes (el Gato Félix, el Pato Donald, el Ratón Mickey). Más adelante, la trama narrativa se desarrolla en torno de un héroe o superhéroe, por ejemplo, Superman, Batman, Spiderman.
Después de la segunda Guerra Mundial, se recurre a la simplicidad de líneas y al esquematismo. Finalmente, se llega a una situación contradictoria y estimulante. Por una parte, el género sigue produciendo obras de consumo masivo y, por la otra, ciertos refinamientos en las técnicas de construcción crean mayor complejidad de lectura y hacen surgir otro tipo de lectores, guiados por un interés estético, no solo de entretenimiento o de escapismo.
En la Argentina, la historieta tiene sus precursores en las caricaturas de El Mosquito (1862-1893) y en las historietas comerciales publicadas en Caras y Caretas. En 1912, con Viruta y Chicharrón, se publican las primeras tiras con personajes fijos y el consabido «globo» que encierra las líneas del diálogo. Otras revistas difundirán el género, como El Hogar, que publicó «Las aventuras de Pancho Talero» a partir de 1922 durante más de veinte años.
En 1928, la aparición de la revista El Tony, dedicada a la historieta, marca un hecho significativo. Diversos personajes van haciéndose célebres y los siguen en sus aventuras y humoradas gran número de lectores: Patoruzú, Isidoro, Don Fulgencio, Patoruzito, Anteojito y Antifaz, Mafalda, Inodoro Pereyra, entre otros.
Cinco hitos de la historieta argentina
Abordaje didáctico de la historieta en la escuela primaria
La historieta ofrece un terreno ideal para trabajar en primaria porque combina imagen y palabra de manera atractiva y accesible. Para diseñar una unidad didáctica, proponemos seguir tres ejes: comprensión lectora, producción creativa y valoración crítica.
Comprensión lectora
- Decodificación de viñetas: los alumnos identifican cuántos cuadros componen la tira, su orden y ritmo narrativo. Pueden recortar tiras famosas y reorganizarlas para entender cómo cambia el sentido al alterar la secuencia.
- Análisis de globos y recursos gráficos: en pequeños grupos, los niños señalan los globos de diálogo, pensamiento o narración, y comentan cómo el tamaño de la letra o el uso de signos de exclamación refuerza emociones. Un juego posible es «adivina la emoción» y se muestra solo el globo, sin la imagen.
- Lectura activa de códigos iconográficos: se elaboran carteles con símbolos recurrentes (estrellitas para el dolor, rayos para la sorpresa, gotitas para el sudor) y se pide a los alumnos que los emparejen con escenas de diferentes historietas.
Producción creativa
- Taller de guion y boceto: a partir de un tema curricular (p.ej., cuidado del ambiente o convivencia), los chicos escriben un breve guion de tres viñetas. Trabajan la economía narrativa, en cada cuadro debe avanzar la trama con pocas palabras y un dibujo sencillo.
- Espacialización y diseño: se les brindan a los estudiantes plantillas con viñetas vacías para que decidan el tamaño y la disposición de los cuadros según el ritmo que deseen dar a la historia. Reflexionan sobre cómo un cuadro más grande puede enfatizar un momento clave.
- Integración de anclaje y relevo: se enseña a usar la imagen para complementar o sustituir el texto —se presenta un dibujo que muestre una acción incómoda y un breve globo con una frase de humor—.
Valoración crítica y social
- Historieta y mensaje: se analizan ejemplos donde la historieta aborda temáticas de higiene, salud o derechos (p.ej., campañas escolares en viñetas). Los alumnos discuten cómo el formato facilita la comprensión de instrucciones y refuerza hábitos.
- Reflexión sobre el lenguaje y la ideología: mediante tiras de diferentes décadas, se compara el humor, por ejemplo, ¿qué se permitía antes y qué cuestionamos hoy? Así se trabaja la conciencia histórica y cultural.
- Exposición y diálogo: para cerrar, cada grupo presenta su historieta y recibe retroalimentación de sus compañeros, una forma más de aprender a valorar la diversidad de estilos y enfoques.
Reflexiones finales
La historieta no solo potencia la lectura y escritura, sino que despierta la imaginación, el pensamiento crítico y el trabajo colaborativo. Al combinar texto e imagen, los alumnos aprenden a decodificar códigos gráficos, a estructurar relatos breves y a expresar ideas con creatividad. Además, el análisis de viñetas históricas les permite explorar la evolución cultural y los valores sociales, desde campañas de salud hasta críticas políticas sutiles. En cinco minutos o cinco clases, la historieta se convierte en una herramienta poderosa para transformar el aula en un laboratorio narrativo donde cada niño descubre el poder de contar historias.
 Descargá, en formato imprimible, Fichas en las que los niños explorarán, analizarán y reconocerán elementos y características de las historietas.
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